jueves, 5 de diciembre de 2013

BREVERISMOS. JUEVES 5 DE DICIEMBRE DE 2013

 Decían los antiguos romanos que en la parte occidental de su imperio había un país misterioso, húmedo, verde y plagado de leyendas. Era la provincia romana llamada Gallaecia, allá en la lejana Hispania, lugar misterioso plagado bosques misteriosos cuajados de castaños milenarios, lugar y morada de brujas, trasgos, elfos, faunos, duendes y hadas… y de leyendas que han llegado a nuestros días.


            Durante la romanización, la Península fue dividida en cinco provincias, pero la Gallaecia solo lo fue de nombre para los políticos de Roma porque lo cierto fue que cuando ya toda Hispania había sido sometida su provincia más occidental aún resistía. Sobre los mapas Gallaecia se extendía sobre parte de Asturias, León y parte del actual Portugal... y los romanos ambicionaban sus minas de oro y sus tierras ricas en minerales.
Gallaecia tejió oscuras leyendas que aterraron a las supersticiosas huestes romanas, de tal manera que para hacer frente a dichas leyendas fue enviado a Hispania en el año 137 a. C. el pretor Décimo Junio Bruto

Este es el busto del pretor, un tanto desmejorado.
Una leyenda aseguraba que el se mojara o bebiera las aguas del río Limia perdería la memoria. El río nace en el Monte Talariño, en Orense y recorre actualmente suelo gallego durante 41 kilómetros para entrar en Portugal y desembocar en el Atlántico en Viana do Castelo. Pero en la época de la que hablamos recorría en su totalidad la provincia de Gallaecia.
 Al llegar las legiones de Décimo Junio Bruto a la orilla del río se negaron a vadearlo para seguir su camino conquistador hacia el norte. 
Los supersticiosos soldados creían que era el río Lete de la mitología romana a través del cual se cruzaba al Hades, que era la morada de los muertos, con lo cual el que lo cruzara moriría o, en el mejor de los casos, perdería la memoria. El pretor, al ver a sus legiones paralizadas por el miedo supersticioso, cruzó el río, se mojó y bebió sus aguas. Y para demostrar que no había perdido la memoria desde la otra orilla llamó a sus oficiales, uno a uno, por su nombre… amenazándoles si no cruzaban el río tras él.

         Al ver a su pretor sano y salvo, y temerosos de sus amenazas las tropas cruzaron el río, terminando con la leyenda que aún hoy día prevalece.

       Los romanos dejaron en Galicia dos monumentos muy especiales: un faro y una creencia. El faro permanece y la creencia fue desbaratada en 1492 al demostrarse que más allá del Fin de la Tierra había otras tierras.
          La punta más occidental del continente europeo es Finisterre, el Finis terrae romano, el fin de la Tierra conocida, allá donde comenzaba el océano inmenso. Fue un punto que atrajo la atención de griegos y romanos por su peculiaridad geográfica. En el siglo I de nuestra era el historiador Lucio Anneo Floro cita que el citado Décimo Junio Bruto, tras pacificar en parte la provincia de Gallaecia no quiso volver a Roma sin contemplar la puesta de sol en Finisterrae. Y cuenta que no sin temor vio como el sol se precipitaba en el mar y una llamarada salía de las aguas. Ya los romanos escribieron que en aquel lugar encontraron altares antiguos dedicados al culto al sol (Ara solis)



            Así que, a pesar de que ya sabemos que más allá de Finisterre hay otros mundos, cuando viajéis a Galicia siempre será una buena ocasión para contemplar una puesta de sol en ese mágico lugar. A mí me lo enseñó mi muy querida amiga Mariluz Antequera Congregado, una artista que un día partió hacia el sol que se ponía allá en la línea del horizonte.

            El que si resiste el paso del tiempo es el Faro Romano de La Coruña, conocido por todos como La Torre de Hércules.



            Era el faro que los romanos construyeron en el punto más occidental de su imperio. Lo construyó Cayo Servio Lupo en el siglo I de nuestra era, entre los reinados de Nerón y Vespasiano, siendo el único faro romano que, dos mil años después, sigue desempeñando la función para la que fue construido. El faro es el superviviente de una serie de construcciones que jalonaban la peligrosa Costa de la Muerte, donde se encuentra.


            La leyenda cuenta que el gigante Gerión, rey de Brigantium, imponía a sus vasallos costosos impuestos. Atemorizados, los habitantes de esta costa pidieron ayuda a Hércules, que acudió en su ayuda, retó al gigante en duelo y lo mató, librando a sus vasallos de su opresión. Hércules enterró al gigante a la orilla del mar y coronó su tumba con una gran antorcha, origen del faro que llevaría su nombre. Después edificó una ciudad, y la primera mujer que entró en ella se llamaba Cruña, que de ahí el nombre de Coruña. Y aunque todo sea leyenda no deja de ser una bonita historia.           


     Por su parte la Historia nos dice que en el año 61 a.C. Julio César atraído por la riqueza mineral de la zona recaló en esta costa creando el puerto de Brigantium, al que posteriormente se añadiría el faro. La Torre de Hércules fue también fortificación y torre de vigilancia ante las invasiones vikingas. Las crónicas medievales también hablan de su doble uso como fortificación para fines defensivos y puesto de observación, lo que contribuyó a salvarlo del abandono y la ruina.

         

      La Torre de Hércules tiene 63 metros de altura, pero el tramo romano solamente medía 34, ya que el resto son añadidos posteriores. Su forma actual, de marcado estilo neoclásico, la tomó en la remodelación de 1788, que incluyó el cambio de la lámpara y el sistema de iluminación en 1847. Finalmente, en 1926, se procedió a la instalación eléctrica que produce un haz de luz visible hasta 32 millas náuticas.


       Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2009. Y ahí sigue, resistiendo al viento y a las olas que, cuando el mar se enfurece, y se enfurece mucho, icen que intentan llegar hasta él para apagar su luz.

Breverismos
  
1094)  FIN DEL MUNDO
Me instalé en un hotel de Finisterre con el único fin de tener una habitación con una ventana al fin del mundo.

1168)  REALIDAD RECIÉN NACIDA
El Mito y la Leyenda tuvieron una hija fea, vulgar, maleducada y agresiva a la que llamaron Realidad.

413)  LA NINFA Y EL OGRO
El hada se lo dijo al elfo, el elfo al duende, el duende al fauno, el fauno a la nereida y la nereida a la ondina que se sumergió para contárselo al Genio del Río, al hijo desheredado de Neptuno que vivía en lo más profundo de las verdes aguas del río que cruzaba el bosque, allá donde no llegaba la luz del día.
Y el Genio del Río, ante la noticia inesperada: ¡La Ninfa y el Ogro se han enamorado!, salió de la oscuridad por primera vez en su vida para contemplar, desde la orilla, junto a todos los habitantes del bosque, cómo la pareja, debajo del castaño que tenía mil años, se comía a besos.

Mañana más.



2 comentarios:

  1. Magnífica exposición. ¡Qué pena que no sea presencial!
    Ves?, A veces lo de "si breve dos veces bueno" no es verdad. No deberíamos perder algunas buenas costumbres. (Séneca con su túnica y otros escuchando)
    Estupendo, aunque tampoco siempre es verdad, el Breverismo La realidad recién nacida.
    Gracias

    Un beso
    Isabel

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  2. De acuerdo con lo de estupenda exposición, que dan ganas de ir enmediatamente a Galicia para cruzar el río del olvido a ver si olvido unas cuantas cosas olvidables que no olvido ni a tiros. Qué bien cruzar un río y adios recuerdos. Y si, lo de la Realidad es cierto, pero me gusta mas lo de la ninfa y el ogro comiéndose a besos. Que cosas se le ocurren a este Quino, verdad.
    José

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