miércoles, 4 de diciembre de 2013

BREVERISMOS. MIÉRCOLES 4 DE DICIEMBRE DE 2013

Hace un par de blogs comentaba que hacía mucho tiempo que tenía la idea e intención de dedicarle alguno a las fotografías que los pintores David Hockney y Andy Warhol hicieron con una cámara Polaroid. Ambos utilizaron cámaras polaroid para muchas de sus obras. Es decir, fotografías únicas que reflejan un instante irrepetible, porque eso es el futuro: el segundo siguiente.
        Así que, aprovechando el 65º cumpleaños de la cámara Polaroid y su sorprendente instantaneidad hablaremos hoy de la obra fotográfica, cámara Polaroid en mano, del pintor inglés David Hockney, nacido en 1937 e inmerso hoy en la creación de enormes paisajes pintados con casi chirriantes colores a los que dedicaremos, en su día, otro blog. 


Hockney, pintor, ilustrador, dibujante y escenógrafo, está considerado como la gran figura del Pop Art británico. En sus primeros trabajos, en los primeros años 60, hacía valiente gala de su homosexualidad, en una época en que nadie se atrevía a salir del armario.


Obras que destacaban por su especial realismo como lo demuestra en el conocido retrato de sus padres en el que, partiendo del tema de retrato en familia, coloca a sus modelos de una forma nueva y original.


En 1962 visitó Nueva York disfrutando de la amistad y protección del gran Andy Warhol, para establecerse después en la soleada California para olvidar el cielo constantemente gris y las brumas de Londres.


Inspirado en el buen clima de Los Ángeles y alrededores pasó a pintar su famosa serie de piscinas, como mejor ejemplo de la vida al sol y al aire libre, tan distinta a su primera etapa en Inglaterra.


        Aunque también pintó originales retratos de sus adinerados clientes, coleccionistas de arte, ante sus posesiones.
       Empezó a experimentar con su cámara Polaroid hacia la mitad de la década de los 60, pero fue a partir de 1976, a su vuelta a Los Ángeles tras una prolongada estancia en París y de viajes en Italia y Alemania, cuando empieza a trabajar intensamente con la fotografía. 


        Este es un retrato que podría calificarse de deconstruido, palabra de moda actualmente. Es la madre del artista. El retrato esta elaborado con fotografías Polaroid, creando una imagen rota que, sin embargo refleja perfectamente la fisonomía y personalidad de la modelo retratada.


        Este procedimiento, copiado después por otros artistas y aficionados hasta la saciedad, supuso en su momento una explosión de originalidad, al presentar un nuevo y original enfoque fotográfico de la realidad.



        Destacan en este procedimiento los retratos de amigos y clientes de Hockney, más o menos deformados pero siempre originales y, sobre todo, reconocibles. 


        Pero también paisajes, como este de la plaza Furstenberg de París que Hockney hizo en el año 1985. Esta plaza, recoleta, íntima, pequeña, con apenas espacio para dos árboles, parece un decorado de ópera. Me impresionó por su equilibrada sencillez en contraste con los apabullantes monumentos de la ciudad.Entré en ella por primera vez allá por 1980. Y siempre que vuelvo a París la visito. 
      Por cierto, la escena final de la maravillosa película de Scorsese titulada La edad de la inocencia, termina con una emotiva escena en esta plaza, cuando Daniel Day-Lewis ve tras una de sus ventanas a su amada Michelle Pfeiffer… y no se atreve a dar el paso adelante.


        También son muy apreciados y conocidos los paisajes no solo de la soleada California, sino también los del duro y desértico interior del país, como el del stop de esta carretera, uno de los más conocidos. Está elaborado con cientos de fotografías del mismo tamaño que, como piezas de un gigantesco puzzle nos muestran una nueva visión de la carretera.
        En fin, espero que os haya gustado este paseo fotográfico. Otro día os mostraré la obra fotográfica del tercer miembro del club Polaroid: Andy Warhol.

Recomendación: en el improbable caso de que aún no hayáis visto La edad de la inocencia, os recomiendo encarecidamente que lo hagáis. Un muestrario de amor y pasión, y un fresco de la alta sociedad neoyorquina de finales del siglo XIX. Un peliculón.


Breverismos pintureros

29)  EL PINTOR MÁS MODERNO
Obsesionado con ser el Pintor Más Moderno del Mundo, se suicidó al no poder soportar la realidad: lo que más le satisfacía intelectualmente era pintar bodegones realistas al más puro estilo del siglo XVIII.

157)  VENGANZA DE PINTOR
El pintor, para vengarse de la modelo que detestaba, alargó sus poses ante el lienzo hasta llegar a la número 365… sin saber que ella, exhibicionista, posaba encantada de estar desnuda.

322)  EL PINTOR DOMINGUERO
En vista de que el éxito como pintor le empezaba a sonreír pidió la excedencia como funcionario de un siniestro ministerio. Alquiló un gran estudio, compró los mejores materiales de trabajo y se volcó al cien por cien en su arte, feliz de tener todas las horas del día a su disposición… para comprobar angustiado que ahora que nada se interponía entre él y el arte que tanto amaba, le faltaba la inspiración. Y ante el lienzo en blanco, paralizado, angustiado, recordó la alegría que le invadía cuando los domingos -después de una agotadora semana de absurdo trabajo- pintaba hasta el agotamiento durante diez horas seguidas en cualquier rincón de su casa.

Mañana jueves, otro tema.


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