martes, 4 de febrero de 2014

BREVERISMOS. MARTES 4 DE FEBRERO DE 2014

El pasado domingo falleció en Nueva York Philip Seymour Hoffman, un actor enorme. Tenía un nombre tan difícil de recordar que nadie retenía, pero todos lo reconocían inmediatamente al verlo en el cine, aunque solamente fuera en una breve secuencia. Actor de físico contundente e inapropiado para los estrictos cánones de la estética hollywoodense, su sola presencia en la pantalla, generalmente de actor secundario, hacía que desaparecieran todos aquellos que compartieran plano o presencia con él.


       Decían de él que era la personificación del talento, el actor perfecto que no repetía una toma, sino que en cada una de ellas adoptaba un matiz distinto, tan variado, que desesperaba a los directores que lo dirigían al provocar la duda de tener que elegir la mejor… cuando la mejor eran todas.


       Por su interpretación del tan histérico e histriónico como genial escritor estadounidense Truman Capote consiguió, en 2006, el Oscar que se le escapaba continuamente de las manos. Y aunque esta película seguro que ya la habéis visto, la recomiendo, por si acaso.


       Lo mismo que, ya puestos, recomiendo la que pasa por ser la obra maestra del escritor, su novela A sangre fría (aunque yo me quedo con sus cuentos, que en un blog pasado recomendé).

 

       Pero la película que recomiendo apasionadamente, para ver a Philip Seymour Hoffman como el gran actor que fue, es Antes que el diablo sepa que has muerto.


Está dirigida por el octogenario Sidney Lumet, representante de la mejor raza de directores estadounidenses, que demuestra seguir manteniendo un pulso excepcional y una claridad de ideas extraordinaria. Se estrenó en 2007 y es un thriller que mantiene la tensión y el interés del espectador durante sus 117 minutos de duración.

       La casualidad de juntar a Truman Capote y a Philip Seymour Hoffman en este blog me ha llevado a publicar, para vosotros, un cuento que escribí hace varios años. Formaba parte de un libro de cuentos cuyo título era Diez cuentos de perros. Así que, ahí va el cuento que formaba parte de la citada decena y que lleva por título El perro de Truman Capote, 12 paginillas de nada.
Y ya que hablamos de cuentos, pues ya me contaréis.



      
     Y para terminar, ahí van los tres Breverismos de cada día, que, no nos olvidemos, son la razón y alma de este blog.

Breverismos


68)  ABANDONOS
El actor, decidido a abandonar su desmesurado ego, se sorprendió de que su ego lo abandonara a él.

2344)  SUPER EGO 4
El actor, al poner su ego a régimen, mejoró notablemente.

2457)  ACTOR DE CERA   
Lo que es ser un gran actor: me hice una foto con la imagen de Robert de Niro en el Museo de Cera… y el que parece de cera soy yo.


Mañana ya veremos por dónde sale el sol.

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