martes, 15 de abril de 2014

BREVERISMOS. MARTES 15 DE ABRIL DE 2014

A veces un suceso extraordinario dispara la popularidad y hasta la fama de una obra de arte, lo mismo que pasa con personas y lugares. ¿Quién había oído hablar de Fukushima antes del tsunami? Es más, ¿quién sabía lo que era un tsunami antes de que el primer tsunami arrasara las costas de ya no me acuerdo qué paises? ¿Quién había oído hablar de Bárcenas antes de que se convirtiera en el chorizo mayor del reino? Pues bien, con las obras de arte pasa algo parecido.
       Una obra de arte está tan tranquila en su museo y de pronto, un suceso extraordinario provoca que todo el mundo se fije en ella. Y si antes era una obra más exhibida en tal o cual museo, ahora el público acude para verla exclusivamente a ella, haciendo kilométricas colas y contemplándola allá, tras un mar de cabezas.


       Eso es lo que le pasó a la obra de Leonardo da Vinci, conocida como La Gioconda (La Alegre), así llamada por su sonrisa. Aunque puede suponerse que fue llamada de tal manera porque era la esposa de Bartolomeo de Giocondo. En cuanto al segundo nombre por el que se la conoce: Mona Lisa, surge al ser Mona, señora en italiano antiguo y Lisa al llamarse la modelo Lisa Gherardini, es decir Señora Lisa.
El cuadro, pintado por Leonardo entre 1503 y 1519, es un óleo sobre tabla que representa a una mujer con una discreta sonrisa, pero tampoco tan alegre como para que así se titulara el cuadro. Fue adquirido por el rey Francisco I de Francia a principios del siglo XVI. Actualmente se exhibe en el Museo del Louvre en París.


       El cuadro colgaba en las paredes del museo como un cuadro más de los muchos que se exhiben, tal como muestra esta fotografía de principios de siglo, colgado entre dos obras de mayor tamaño y con un copista delante.
       Pero todo cambió el 21 de agosto de 1911, cuando Vincenzo Perugia robó el cuadro, convirtiéndolo así, gracias a la publicidad engendrada, en el cuadro más famoso de la pintura occidental y en el retrato más conocido y visitado del mundo.

 

       Perugia, exempleado del museo, vistiendo su antiguo uniforme, se llevó el cuadro aprovechándose de que en aquella época las medidas de seguridad eran casi inexistentes.

 

Lo más sorprendente es que a partir de su desaparición, de la cual la prensa dio extensa información, las visitas a la sala en la que colgaba La Gioconda aumentaron, ya que acudían… ¡¡para ver el hueco que el cuadro había dejado en la pared!!
Finalmente Perugia fue detenido y la pintura fue recuperada dos años y ciento once días después de su desaparición. El ladrón intentó vendérsela al director de la Galeria de los Uffici, en Florencia, que denunció al ladrón. Después Perugia alegó que la robó para devolverla a Italia, la patria natural del cuadro.


       El cuadro volvió al Louvre, siendo recibida por sus directivos y por los políticos de a época que, como los de ahora, siempre estaban prestos para salir en la foto.


       Y La Gioconda volvió a ser expuesta entre grandes medidas de seguridad ya que desde su regreso, se convirtió en la estrella del museo.

 

       Hoy, 103 años después del robo, su fama sigue imperecedera y el museo se aprovecha bien de ella, puesto que según sus propias informaciones, un gran número de visitantes solamente entra en el museo –previo pago de entrada- con el solo objeto de ver el cuadro. Y ahí la tenéis, resguardada de toda agresión humana… pero tan distante que ha perdido toda capacidad de producir la emoción, seducción y admiración para la que fue creada. En fin…

       La Gioconda ha provocado un montón de versiones en el arte moderno y contemporáneo, tantas que solamente citaré las tres más conocidas.


       La primera fue la del francés Marcel Duchamp que, en 1919, sobre una postal del cuadro pintó le pintó bigote y perilla, titulando su versión L.H.O.O.Q. homófono francés de la frase Elle a chaud au cul (Ella tiene el culo caliente, aunque también puede traducirse como Ella está excitada sexualmente). 


       Salvador Dalí también hizo su propia interpretación, representándose él mismo como Giocondo bigotudo.

 

       Andy Warhol la utilizó como modelos para una de sus celebres repeticiones serigrafiadas sobre lienzo.

 

       Y hasta en Los Simpson ha aparecido, que hasta a Leonardo le haría gracia si la viera.
       
Breverismos pictóricos    


3559)  ROBO ARTÍSTICO
La Gioconda era un cuadro más en el Louvre hasta que Vincenzo
Peruggia lo robó en 1911. Así que estoy pensando que si robo
el cuadro de ciervos que tiene mi suegra encima del sofá, a lo mejor lo revalorizo.

6610)  GIOCONDA
Era tal la cantidad de turistas delante del cuadro de la Gioconda que el Louvre decidió poner al lado un enorme televisor con la imagen del cuadro ampliada tres veces su tamaño. El éxito fue espectacular, porque claro, dónde vas a comparar…

6721)  GIOCONDO           
Bartolomeo de Giocondo, el marido de la Gioconda, vendió el retrato porque no la podía ver ni en pintura.


La Gioconda o su robo han inspirado libros y películas, y hasta una ópera. Pero mi limitaré a recomendar la peli más reciente, la de Fernando Colomo titulada La banda Picasso, estrenada en 2012. Presenta el robo de La Gioconda y las sospechas que recayeron sobre la llamada Bande a Picasso, los amigos de Picasso, con él mismo y el poeta Apollinaire a la cabeza. Se puede ver, como complemento a este blog.



Mañana miércoles más.

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