miércoles, 5 de junio de 2013

BREVERISMOS. 5 DE JUNIO DE 2013




Aquí estamos de nuevo. Aquí seguimos. Y, por supuesto, aquí cabalgamos, caballero sin caballo y desgarramantas impenitente, que las penitencias las dejo para otros ya que a este valle de lágrimas hemos venido a llorar lo menos posible.
 Esta noche he soñado con una película intensa, dura, tierna, alegre y triste a partes iguales, perfecta como muestra de sentimientos, en una palabra: un peliculón de esos que recomiendo ahora que podéis robarlo, aunque yo no lo aconseje (que esto lo digo para cubrirme las espaldas, señor juez).




La película se titula Wilbur se quiere suicidar. La vi hace años y desde entonces vuelve a mi memoria de vez en cuando, sobre todo cuando veo todo lo que me rodea. A medida que avanza el metraje me voy riendo y deprimiendo, hasta que la segunda mitad y el final me levantan el ánimo lo suficiente como para seguir contemplando las nubes desde la ventana de mi estudio.

 

Película danesa estrenada en 2002 y dirigida por Lone Scherfig cuenta la vida de Wilbur, pesimista inveterado al que no le interesa el mundo en el que vive y que continuamente intenta abandonarlo. Regenta con su hermano, alegre y optimista, una destartalada librería en Glasgow. 
     La recomiendo con todas mis menguadas fuerzas.

Breverismos:

10)  SUICIDA INDECISO
-¡Ya estoy harto! Es la última vez que le bajo de la cornisa –le dijo el Jefe de Bomberos al suicida indeciso, por octava vez.


1224)   MATRIMONIO SUICIDA  
La suicida y el suicida –melancólicos, depresivos y pesimistas- se conocieron en la barandilla del Puente de los Suicidas, dispuestos a arrojarse al vacío. Y dudaron entre saltar juntos al vacío o casarse. Después de treinta años de matrimonio, seis hijos (cuatro de ellos en el paro), diecisiete nietos que les dejaban todos los fines de semana y una sangrante hipoteca, a veces pensaban –por separado- si no hubiera sido mejor…


2790)  HORNO DE GAS
Abrió el gas y metió la cabeza en el horno. Pero allí coincidió con un delicioso asado de cordero… y pensó que podría dejar su suicidio para después de cenar.



Hace unos cuantos años, cuando vivía en Nueva York, se me acercó en plena Park Avenue mi amigo Salinger que, tras aporrear el cristal de la ventanilla de mi Cadillac Seville, me aconsejó:
     -Quinito, amigo de sueños e ilusiones, cuando te deprimas ante el espectáculo de la mierda de mundo que nos ha tocado en mala suerte vivir ya sabes lo que tienes que hacer: prepárate un buen gin-tonic y contempla las nubes... o el movimiento de las caderas de tu amiga Beyoncé. Es más barato que un psiquiatra... y mucho más efectivo.


Así que es lo que hago desde entonces... sin dejar de soñar como el buen perro que soy, que la foto que encabeza el blog de hoy es, al fin, mi retrato verdadero. Además, es lo que me aconseja siempre mi amigo Einstein, que él sí que sabe de sueños e ilusiones.

Mañana, o pasado -al otro no porque es sábado- más de otra cosa.



2 comentarios:

  1. Entrañable película, de las que se recuerdan y se sueñan como tu dices. Por cierto, gracias por volver eres un alivio contra la estupidez humana

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  2. Dice Wim Wenders, en Días de abundancia:
    Los ganadores nunca abandonan, los que abandonan nunca ganan.
    Cuando las cosas se ponen feas yo aprieto.
    Estos colores, amigo mío, nunca destiñen.

    Y Carmen Ruiz Fleta en Cinco días de agosto:
    ... y haré de mi salón verde inventado
    un fumadero de sueños
    donde imaginaré vivir
    todo lo que no he vivido contigo

    Me voy corriendo a contárselo a mis vecinas.¡Se me van a poner unos músculos de tanto subir y bajar escaleras!
    Isabel

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