lunes, 6 de mayo de 2013

BREVERISMOS. LUNES 6 DE MAYO DE 2013


Hoy voy a contaros una historia de esas que me gustan.
     Joshua Bell es un famoso violinista nacido en Estados Unidos en 1967. Considerado actualmente como uno de los mejores violinistas del mundo debutó con 14 años como solista con la Orquesta de Filadelfia, dirigida por Riccardo Mutti.


 Desde entonces ha tocado con las mejores orquestas del mundo y con los mejores directores. Y está considerado como el músico que pone el corazón y el alma en todas sus actuaciones, lo mismo en grandes salas que en cualquier obra benéfica en las que colabora (Benéficas de las de verdad, no en ONG fraudulentas como la española Anesvad).


 En enero del año 2007 el diario The Washington Post le propuso participar en un experimento sociológico: tocar en una estación del metro de Washington como si fuera uno más de los músicos que tocan en los metros de todas las ciudades del mundo. Así comprobarían los resultados acerca de la percepción inesperada hacia la gran música, los gustos de un público no avisado y las prioridades de los que pasaban ante este músico excepcional.
     El violinista respondió entusiasmado a la idea y se colocó en el sitio elegido para tocar, con una cámara oculta por el periódico que recogiera el resultado de la prueba.


Por fin se eligió el 12 de enero de 2007 como fecha para el experimento. “Disfrazado” de músico callejero que toca a cambio de unas monedas, como tantos de los que vemos a diario (los que viajamos en metro), Joshua Bell se enfundó unos vaqueros, una camiseta y una gorra de béisbol y se puso a tocar en cuanto los responsables de la cámara oculta se lo indicaron.
     Tres días antes había llenado el Boston Symphony Hall a 100 dólares la butaca… y ahora se disponía a tocar parte de ese repertorio en el metro.
     Con su violín Stradivarius de 1713 -por el que pagó unos años antes 3,5 millones de dólares- empezó tocando una pieza de Johann Sebastian Bach, para seguir con piezas maestras de los músicos clásicos más conocidos. 



Y estuvo tocando durante tres cuartos de hora.
     

A los 45 minutos había pasado ante él 1.170 personas.
     Pero contra lo imaginado por el periódico no se formaron corrillos a su alrededor, ni nadie aplaudió entusiasmado. Apenas quince o veinte personas se pararon ante él menos de un minuto. Y solamente un hombre de alrededor de treinta años se paró seis minutos y aplaudió brevemente al acabar la pieza. Solamente 37 echaron dinero dentro de la funda abierta de su violín… y al final de su actuación recaudó 32 dólares en calderilla.


Vídeo de la actuación en el metro.

Os ofrezco parte del vídeo grabado por el periódico en el que podemos ver momentos de la actuación… y el saludo de la única persona que lo reconoció: Stacy Fukuyama, empleada del Departamento de Comercio no lo dudó ni un instante: el que tocaba era nada menos que Joshua Bell. Y ella lo había visto tres semanas antes en un concierto en la Biblioteca del Congreso… después de pagar 100 dólares por su entrada.
     De donde se deduce que…

Recomendación de hoy

Hoy os recomiendo que escuchéis los tres minutos de El Verano, dentro de las Cuatro estaciones, del grandísimo Antonio Vivaldi, que nos ofrece Joshua Bell derrochando genio y  energía.



Breverismos musicales

7)  TOP MANTA 
Vendía CD´s de Mozart en el Top Manta y no vendía ni uno.

623)  MÚSICA EN EL METRO
El viajero del metro que odiaba la música, harto de cambiarse de vagón cada vez que uno o varios músicos se empeñaban en amenizarle el viaje, decidió viajar con el conductor… sin sospechar que era un cantante de tangos frustrado que ensayaba en horas de trabajo.

4891)  ODIOS FILARMÓNICOS
El Segundo Violín de la Filarmónica de Viena odiaba al Primer Violín. Y en cuanto podía -en pleno concierto y disimulando- le clavaba el arco del violín en los riñones… sin poder imaginar que el agredido, masoquista declarado, sonreía malévolo y tocaba mejor que nunca.

Mañana ya veremos qué se me ocurre.






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