¡¡VIVA EL PRIMERO DE MAYO!! –gritaban
las masas enfervorizadas. Observad que he escrito “gritaban”, porque la verdad
ahora lo que se dice gritar… ¿Y qué es lo que hacen ahora las masas? bueno…
pues por ejemplo, irse de puente a Benidorm. Y si no comprobad la asistencia a
las actuales manifestaciones convocadas por los sindicatos y comparadlas con
las hace veinte o treinta años, por ejemplo.
Pero
en fin, empecemos con un comienzo digno.
Aunque todo el mundo lo sabe recuerdo como
empezó todo, por si acaso, que a veces la memoria nos flaquea o preferimos que
lo haga…
El Primero de Mayo es jornada de reivindicación
obrera en todos los países del mundo (excepto, curiosamente en Estados Unidos
que es donde surgió –como veremos más adelante- Canadá y Australia, que tienen
su Día del Trabajo en septiembre y marzo).
Pero
como decíamos, todo empezó en Estados Unidos.
Todo empezó con la convocatoria que aparece en el cartel
de arriba. Era una llamada a los trabajadores para asistir a una manifestación,
a las 7, 30 de la tarde en la plaza de Haymarket, en la ciudad de Chicago, el 4
de mayo de 1886 como protesta por la actuación de la policía en las
manifestaciones de los tres días anteriores, y especialmente en la del 1 de
mayo, donde hubo 6 muertos y decenas de heridos en los enfrentamientos entra la
policía y los manifestantes.
El texto del
cartel dice, más o menos: Atención trabajadores. Gran manifestación. Esta noche a las 7,30 en punto. Grandes oradores
estarán presentes para denunciar los actos atroces de la policía, el asesinato
de nuestros compañeros trabajadores ayer por la tarde. ¡Obreros, asistid armados
con toda vuestra fuerza! El comité ejecutivo.
En aquella multitudinaria manifestación (20.000 manifestantes)
conocida como la Revuelta
de Haymarket, en apoyo a los obreros en huelga, se pedía lo mismo que en las
anteriores, una única reivindicación: jornada laboral de 8 horas.
Al comenzar a disolverse la manifestación alguien arrojó una bomba sobre la policía causando un muerto y varios heridos ,lo que dio pies a una brutal respuesta que
provocaría un número indeterminado de muertos y cientos de heridos entre los
manifestantes.
Chicago declaró
el Estado de Sitio y se detuvo a cientos de manifestantes. Y a ocho de ellos,
anarquistas, se los culpó de la muerte del policía, siendo condenados a muerte
cinco de ellos y los otros tres a cárcel perpetua.
Las
consecuencias fueron miles de despidos en las fábricas en huelga y cientos de
encarcelados entre los obreros, mayoritariamente inmigrantes (irlandeses,
españoles, italianos, alemanes, rusos y polacos, sobre todo).
Cartel de los ocho condenados
A finales de 1886 y lentamente, las patronales fueron
accediendo a conceder la jornada de 8 horas demandadas hasta extenderse su
implantación en todo el país. La obtención de tal reivindicación fue un éxito
del movimiento obrero mundial, a costa del sacrificio inicial pues está bien
claro que el capital no regala nada.
En 1954 el Papa
Pío XII, moderno él, se sumó a la celebración declarándola en el orbe católico
como la fiesta de San José Obrero, festividad que España se apresuró a adoptar
para celebrarlo con demostraciones sindicales –de los sindicatos gubernamentales, por
supuesto- y muchos Coros y Danzas.
Breverismos laborales
125) NEGREROS TODOS
El tatarabuelo se hizo rico traficando con esclavos allá por el siglo XVIII. Y el nieto con un Empresa de Trabajo Temporal tres siglos después.
4930) ECONOMÍA SUMERGIDA
El INEM daba clases de buceo a los trabajadores de economía sumergida.
5602) ALEGRÍA
Le amonestaron por silbar y contar chistes en horas de trabajo. Pero el enterrador alegó que lo hacía por quitarle dramatismo al momento.
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¿Y hoy día qué
pasa?
Pues nada, no pasa nada porque los manifestantes se han
convertido en turistas y se han ido a Benidorm a pasar el puente. Y eso con
problemas por los que echarnos a la calle. Pero es que tenemos otras
preocupaciones mucho mayores, como por ejemplo que ayer perdió el Real Madrid y
que hoy a ver qué pasa con el Barça. Y claro, donde vas a comparar estos
problemas con los de la precariedad en el trabajo, la falta de incentivos para
la juventud, la falta de viviendas a precios dignos y asequibles, la real
implantación del alquiler social, sueldos dignos en trabajos dignos, sanidad y
educación acorde a nuestro tiempo, jubilaciones más que dignas… (En fin, la
lista sería agotadora y más o menos ya la conocemos todos).
Mis amigos Forges y El Roto lo dicen por mí:
En fin, me despido con una foto muy conocida de trabajadores de estructuras metálicas en un rascacielos de Nueva York, allá por los años treinta o cuarenta del pasado siglo, junto a una frase esperanzadora, qué le vamos a hacer.
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