-Oye, Yonci (ya hay una confianza) por qué no vemos un rato la tele -recurso infalible para cuando no... y la suerte puso ante mí a un personaje, puesto que personaje es.
Se llama Jordi Évole, por si alguien aún no le conoce.
Es el periodista más lúcido, inteligente, incisivo, equilibrado y brillante del panorama televisivo, que se dice. ¿Cómo se puede llevar adelante tan bien una entrevista? ¿Cómo se puede presentar con tanta precisión y claridad hasta el tema más árido?
Como imaginaréis, un personaje así despierta filias y fobias (o fibias y folias que diría mi amigo Rodrigo, al que le va más rápida la lengua que el pensamiento), fobias entre quien vosotros y yo sabemos y filias entre vosotros y yo, que de eso estoy seguro.
A modo de ejemplo: su entrevista con José Luis Sampedro -la última que concedió el escritor- es un modelo de serenidad y respeto, sin renunciar a preguntar todo, pero todo todo, que es lo que hace Jordi, es decir, sin renunciar a ser cómo es tenga delante a quien tenga. Te quiero, Jordi, en el buen sentido de la palabra... incluso en el otro, para qué vamos a engañarnos.
Breverismos:
Como en mi declaración de intenciones de ayer prometí que hablaría, sobre todo, de cine, libros y música, pues ahí van tres Breverismos sobre esos tres temas.
288) CINE: DOS CARTEROS
El Cartero que nunca llamaba dos veces se encontró
con El Cartero de Neruda, justo en el momento en que los dos querían cambiar de
destino: uno harto de subir cuestas en bicicleta para llegar a la casa del
poeta, y el otro agotado de tanto espiar a través de la ventana cómo la pareja
protagonista se rebozaba de harina sobre la mesa de la cocina.
634) LIBROS: EL AMANTE Y EL POETA
-A ver... pero, hombre, por Dios, esto no es una carta de amor.
-Pero...
-Pero, nada, eso lo arreglo yo ahora mismo; hágame sitio, déjeme a
mí, que soy poeta.
Y el poeta, quitándole el lapicero al amante que escribía a su
amada, se sentó a su lado diciendo:
-Mire; mire... y aprenda, que para eso soy laureado poeta… –y
escribió de corrido y sin pensar un soneto que hablaba de atardeceres frente al
mar, lagos con cisnes, verdes praderas, flores cubiertas de rocío y suspiros en noches de luna llena…
Terminado el soneto, el poeta, satisfecho, se lo entregó sonriente
al que a su lado, perplejo, se sentaba.
-Aquí está. Esto sí que es una carta de amor. ¿Qué le parece?
Y sin darle tiempo a contestar, el poeta se levantó y sin
despedirse se alejó prado abajo recogiendo margaritas.
El que escribía a su amada leyó el soneto un par de veces y sin
dudarlo, lo tiró a la papelera. Cogió de nuevo el lapicero, afiló la mina con
un sacapuntas, volvió a tomar el folio que a medio escribir estaba aún sobre la
mesa y continuó con la carta interrumpida:
Como te decía, amor, prepárate, porque esta noche voy a cubrir
de besos tu cuerpo desnudo para después...
¿Por qué el Poder le tiene tanto miedo a la canción Imagine de John Lennon, si solamente habla de un mundo mejor en paz, libertad y armonía?
Por cierto: esta es mi amiga Beyoncé, por si alguien no la conocía. Es más buena... que ya sabéis que el hábito no hace al monje... o a la monja, en este caso.
Mañana, o pasado, o al otro más de todo.
Ya sabía yo. Detrás de la calma viene la tempestad.
ResponderEliminar¡Huye, como de la peste, de las personas rectas y de las cenas sanas!
Que luego pasa lo que pasa.
¡Vivan las personas curvas!
Hola Quinito me alegro que estés de vuelta y como te prometí aquí estoy, por cierto con esa cena tan poco contundente y tan sosa te quedarías con un hambre de muerte.... que ya nos conocemos jeje.
ResponderEliminarUn bso
Pilar
¡Qué bueno! El Breverista (ahora, el Breverista Intermitente)ha vuelto. ¡Vivan Quinocho y su portera!
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