Ayer
pasé la tarde en mi pub preferido de Marbella, bebiendo deliciosos gin-tonic
con unos amigos supernumerarios del Opus Dei muy graciosos. Sí, no pongáis esa
cara, que son muy animados y graciosos.
La conversación giró sobre temas apasionantes y muy entretenidos, tales como... la familia unida jamás será vencida, el matrimonio gay, que hay que ver cómo ha
subido el kilo de incienso, que si el nuevo Papa es demasiado campechano, que
si la calidad de las telas de las sotanas ya no es la antes, que si uno y
trino, que si el sexo de los ángeles por aquí, que si la transubstanciación por
allá… en fin, todo muy divertido. Hasta
que de pronto alguien habló de Japón. Y entonces me acordé del Shunga.
En las manifestaciones artísticas de todos los pueblos
siempre ha habido sitio para el arte llamado erótico. Pero es en Japón donde
éste se presenta en su forma más explícita. Y a esta modalidad se la conoce
como Shunga.
Los dibujos Shunga –que significa “imágenes de primavera”- son
dibujos y grabados sobre madera -xilografías- realizados sobre papel de arroz,
la mayoría de ellos en el periodo Edo, entre los años 1603 y 1837. Representan
escenas de sexo en las que, al contrario del erotismo y hasta la pornografía
occidental, las parejas inmersas en el acto sexual aparecen en la mayoría de
los casos vestidas, envueltas en exóticos y amplios ropajes que solamente dejar
ver sus caras y sus sexos en plena batalla.
-¡Eh, eh, un momento! –exclamaron mis compañeros de copas -¡Qué es eso!
-Un Shunga –contesté.
-¡Y un cuerno! Eso es pornografía –dijo una amiga, estampándome en la nuca el cilicio que se acababa de quitar del muslo.
-Eso es arte japonés, señores opusdeistas. Y en concreto este dibujo es del siglo XVII. Miren, lo mismo que este otro.
Trate de
calmar los ánimos y guardé los dibujos en la carpeta, así que el ambiente se
tranquilizó. De nuevo sentados y aparentemente tranquilos –sobre todo el que
volvió del aseo- pidieron nuevas copas. Y entonces uno de ellos me dijo,
mientras se aflojaba el cilicio de pinchos que le apretaba demasiado en los
bajos:
-Pero Quinito Quinito,
con lo majo que tú eres, cómo te atreves a decir que eso que nos has enseñado
es arte.
-Porque lo es,
amigo opusdeistérico, que estos dibujos, la mayoría de los siglos XVII y XVIII,
están en las colecciones de grandes museos. Lo mismo que este otro.
-Pero ¿En qué
museos pueden guardar esas guarradas?
-Pues en
el Brooklyn Museum de Nueva York, en el
Louvre de París, en la
Academia de la
Artes de Honolulu, en el Vitoria and Albert Museum de
Londres, en la Art Gallery
of South de Australia… en fin, y en muchos otros museos, porque repito que es
arte.
-Es una
guarrada, insisto. Con esos.. con esos…con esos penes gigantescos –dijo la
señora del bolso, mirando el dibujo de reojo, pero sin quitarle la vista de
encima.
-Si la verdad
es que tienen un buen cipote.
-Oiga, ¿cómo
se atreve a decir esa palabra tan ordinaria?
-¿Cipote? Pues
porque es un término que viene en el Diccionario de la Real Academia , mire,
mire –y sacando mi diccionario inflable del bolsillo, leí: -Cipote, del latín cipo. Y se refiere a
mojón de piedra, hombre rechoncho, cachiporra, palillo de tambor, zoquete,
hombre torpe y, por supuesto, miembro
viril. O sea que…
-Pues sigo
diciendo que esa palabra es una ordinariez.
-Hombre, en
parte sí, porque el diccionario la pone como vulgarismo. Y recuerden que
nuestro sobrevalorado, arrogante y antipático Premio Nobel Camilo José Cela lo
citaba continuamente, ¿o se han olvidado del Cipote de Archidona? Pero en fin,
si no les gustan los Shunga, pues lo guardo y arreglado.
-No, si no es
eso… Pero, ¿qué les parece, amigos? ¿Los vemos o no los vemos? – preguntó a sus compañeros.
Y después de
un breve conciliábulo, decidieron que sí, que podían verlos ya que les había
convencido de que era puro arte japonés.
Así que les enseñé este, como muestra del Shunga con poca
ropa o sin ella alrededor de los amantes.
O este otro en
el que la pareja, cosa rara, aparece completamente desnuda, ya que lo habitual,
repito, es que aparezcan parcial o totalmente vestidos, liados en sus propios
kimonos, en un batiburrillo de telas de exóticos dibujos y colores. Estas telas
tan minuciosamente dibujadas influyeron en la pintura europea de la primera
mitad del siglo XX, como en la del pintor francés Henri Matisse.
-A mí la
verdad, sin gustarme ninguno, porque a mí estas cosas no me gustan, me gustan
más los que tienen ropa encima.
-Pero no
encima de… ¿verdad?
-No, claro,
porque si aparecieran con los sexos tapados se desvirtuaría la esencia de los
Shunga.
-Hombre, ya
veo que le va cogiendo el tranquillo a esta modalidad de arte.
-Lo ve, este es más… artístico.
-Sí, pero la escenita se las trae
–añadí yo.
-Sí, pero tienen tela.
-Es cierto… tienen mucha tela.
-Mira que le gusta a usted andar
con frases de doble sentido.
Muchos Shunga,
formaban parte de libros, puesto que a veces los grabados se ofrecían
encuadernados. Este se trata de un Enpon, libro encuadernado, y ofrecía un
catálogo de 48 posturas sexuales estándar.
Los artistas de los Shunga tuvieron
gran reconocimiento, sobre todo entre los siglos XVII, XVIII y hasta el XIX.
Pero en el siglo XX, en 1907, Japón prohibió su circulación. Y ese fue su fin,
unido a que la aparición de la fotografía fue la puntilla definitiva a este
peculiar arte.
-Oye, y no es
por nada, no vayas a pensar… Y en otras culturas y arte de otros países, ¿también
hay arte erótico?
-Ya lo creo, señores
supernumerarios opusdeisteros. Tenemos ejemplos de arte erótico en el arte
precolombino, en el de India, en la cultura africana, en los impresionistas
franceses, en Picasso… en fin. Si quieren otro día les puedo enseñar otros ejemplos.
Después de
otro breve conciliábulo, agarrados en corro como los futbolistas
antes de tirar las tandas de penaltis, contestaron:
-De acuerdo,
pero dejando claro que si los queremos ver es solamente por el interés
artístico que despiertan.
-Claro, claro,
por supuesto. Pero ¿qué pensarán en La
Obra ? Y no me refiero al andamio.
-Nada, hombre,
nada. Tenemos una gran libertad de acción, opinión y expresión.... aunque de 18 a 18,30 horas todos los jueves. Bueno, Quinito
Quinito, pues nada –me dijo, muy sonriente– Y ¿qué?, hoy no hay Breverismos.
-Pues sí,
tengo unos cuantos Breverismos anticlericales que…
-Bueno, hijo
mío, pero esos déjalos para otro día, que este blog te ha salido larguito, como
tienes por costumbre. Y ahora qué, ¿otro gin-tonic?… porque a mí los Shunga, me
han dado una sed… -dijo la señora, abanicándose con un ejemplar de Camino.
Querido Quino hoy te viene como anillo al dedo, por no decir otra frase mas vulgar lo que decía el Arcipreste y luego músico Paco Ibañez
ResponderEliminarAristoteles lo dijo:
Aristóteles dijo, y es cosa verdadera...
Aristóteles dijo, y es cosa verdadera,
que el hombre por dos cosas trabaja: la primera,
por el sustentamiento, y la segunda era
por sonseguir unión con hembra placentera.
Si lo dijera yo, se podría tachar,
mas lo dice un filósofo, no se me ha de culpar.
De lo que dice el sabio no debemos dudar,
pues con hechos se prueba su sabio razonar.
Que dice verdad el sabio claramente se prueba;
hombres, aves y bestias, todo animal de cueva
desea, por natura, siempre compaña nueva
y mucho más el hombre que otro ser que se mueva.
Digo que más el hombre, pues otras criaturas
tan sólo en una época se juntan, por natura;
el hombre, en todo tiempo, sin seso y sin mesura,
siempre que quiere y puede hacer esa locura.
Prefiere el fuego estar guardado entre ceniza,
pues antes se consume cuanto más se le atiza;
el hombre, cuando peca, bien ve que se desliza,
mas por naturaleza, en el mal profundiza.
Yo, como soy humano y, por tal, pecador,
sentí por las mujeres, a veces, gran amor.
Que probemos las cosas no siempre es lo peor;
el bien y el mal sabed y escoged lo mejor.
[...]
Y que razón tiene el de Hita, querido Santi, y los japoneses y todos los que han visto sin mojigatería y represión religiosa las relaciones sexuales entre los humanos... y hasta con gallinas. Oye, pues mis amigos del Opus Dei me han llamado tres veces desde esta mañana para insistir en que prepare otro blog de arte erótico, eso sí, han insistido, para verlo desde el más estricto punto de vista artístico.
EliminarUn abrazo y gracias por tu comentario
Quino