sábado, 27 de abril de 2013

BREVERISMOS. SÁBADO 27 DE ABRIL DE 2013


-¿Cómo es que el Día del Libro, usted, tan bibliófilo, no recomendó ningún libro?
-Pues porque yo recomiendo libros cualquier día.
-Pero hombre, el Día del Libro es el Día del Libro.
-Y eso quien lo dice ¿El Corte Inglés?
-Ya empezamos.
-Mire usted: desde el 12 de noviembre de 2012 que empezó su andadura este Blogdiario he recomendado 56 libros. El primero, por si no lo recuerda, fue Austerlitz, de W.G.Sebald, uno de los cuatro o cinco escritores que me arropan cuando me meto en la cama.


-¿Y el último?
-El último libro que recomendé fueron dos a la vez, obras de mi amigo Augusto Monterroso. Los recomendé el sábado pasado, 20 de abril, y eran los titulados Obras Completas (y otros cuentos) y Lo demás es silencio.





-¿Qué le parece? Eso por hablar solo de libros, que ya sabe que…
-Sí ya sé, ya sé: mucho cine, mucho teatro, mucha música. Pero el Día del Libro no hizo mención…
-Oiga, es usted un poco cabezón.
-Sí señor, natural de Cabezón de la Sal, provincia de Santander, Comunidad Autónoma de Cantabria.


Breverismos libreros

343)  VIAJES DE GULLIVER
De una agria discusión seguida de una violenta pelea con el Enano del Circo salió victorioso. No así del enfrentamiento con el Forzudo –un gigante de 2,38 metros de altura- que le partió la cara además de tres costillas. Ante lo cual Jonnathan Swift se retiró, herido y humillado, reconociendo su derrota, pero al menos con tema para escribir sus “Viajes de Gulliver”.

493)  CIEN AÑOS DE SOLEDAD           
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea  de veinte casas de barro y cañabrava…
–Pero, oiga, esto es Cien años de soledad... –le dijo Gabriel García Márquez al escritor neófito, después de leer el comienzo del manuscrito que le había llevado para que le diera su opinión.
Y el escritor, ofendido, contestó:
-Y usted qué sabrá… 

695)  MUERTE EN VENECIA      
La Muerte, después de leer La muerte en Venecia, se arrepintió de haber alejado con su intervención al profesor Aschenbach del bello Tadio. Y de pasó también se arrepintió de haberse llevado a Thomas Mann.

Mañana más y más breve, que para ser sábado me ha salido muy largo.






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