Hoy, domingo 3 de marzo de 2013, dedico el blog
a dos ancianos que nos han abandonado. Uno, de 82 años, en helicóptero; el otro
volando directamente a la otra vida a los 95 años.
Dos
alemanes de muy distinta personalidad, condición, trabajo y destino.
Sus
nombres: Joseph Ratzinger y Stéphane Hessel.
Dos
hombres y dos destinos muy distintos: Hessel judío nacido en Berlín en 1917 y
Ratzinger, ario nacido en Baviera en 1927.
Hessel, el anciano que a los noventa años
movilizó a la juventud adormecida, era ciudadano francés desde 1937. En su país
de adopción se enroló en la
Resistencia cuando los nazis invadieron Francia y
posteriormente huyó a Inglaterra, como tantos refugiados franceses. En Londres
entró a formar parte de los servicios secretos de la llamada Francia Libre, que
operaban en la isla bajo el mando del general De Gaulle.
En 1944, en una misión
como voluntario en Francia fue arrestado y torturado por la Gestapo , y posteriormente
enviado al campo de exterminio de Buchenwald, del que se fugó, uniéndose a los
aliados para liberar con ellos París. Después
de la guerra fue diplomático y en 1948, en Nueva York, coordinó la redacción
del texto de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos. A partir de entonces se convirtió en un referente del
compromiso social: el ecologismo, los derechos de los sin papeles, la pobreza,
la equidad de la Justicia ,
la causa palestina, los movimientos ciudadanos... todo le interesaba al hombre
convencido de que esta sociedad no funcionaba.
Pasada la
frontera de los noventa años, incansable, siguió luchando por toda causa que
considerara justa, y escribió ¡Indignaos!
un panfleto de 36 páginas que acabaría convirtiéndose en un referente de la
lucha contra la injusticia en toda Europa, dando lugar a la aparición de los
llamados Indignados.
Todo
un ejemplo del luchador incansable que se enfrenta con valor a todos aquellos
que continuamente nos mienten y nos estafan, a los que se creen intocables por
detentar el poder en una sociedad en crisis perpetua.
De Joseph Ratzinger no voy a decir tanto, puesto que ya
está todo dicho, sobre todo desde su renuncia al pontificado.
En 1943 se
incorporó al ejército y fue enviado a prestar servicio en la artillería
antiaérea para proteger la fábrica BMW. En 1944 lo enviaron a Hungría, para
construir sistemas de defensa antitanque. A finales de la guerra desertó,
siendo hecho prisionero por los aliados.
Desde 1946
hasta 1951 estudió filosofía y teología, para ingresar en 1959 como profesor en
la universidad de Bonn. Intelectual alejado de las tesis progresistas de la
época destacó por la redacción de textos que acabarían convirtiéndose en
publicaciones muy influyentes en el catolicismo.
Ratzinger fue
subiendo peldaños en la carrera eclesiástica hasta llegar a ser nombrado por
Juan Pablo II Prefecto de la
Congregación para la Doctrina de la Fe. Y desde ese puesto, pasito a pasito, hasta la cumbre vaticana.
Considerado un profundo intelectual seguía escribiendo, su
auténtica y es de suponer que única pasión. Serían muy criticadas sus opiniones
ultraconservadoras sobre el divorcio, el uso del preservativo y todo tipo de
anticonceptivos, la mujer, el diálogo entre religiones y la homosexualidad.
Todo ello, para más escarnio, en un momento en el que la Iglesia encubría
descarados casos de pederastia entre sus miembros, de los que la prensa se hizo
abundante eco.
Fue elegido
Papa el 19 de abril de 2005, hasta que el 28 de febrero de 2013, como todos
sabemos, agotado a causa de los problemas y rencillas vaticanas, anunció su
retirada. Y se ha ido tan deprisa que se fue en helicóptero, y porque no tenía
a mano un medio de huida más rápido.
Ahora, la opinión generalizada es que ha sido un Papa bueno que ha abandonado abrumado por la presión de los propios cardenales. Pero no debemos olvidar que también ha sido un Papa reaccionario, capaz solamente de enfrentarse a todo lo que pareciera mínimamente liberal en esa sociedad política y oscura que es la Santa Sede.
Asegura que dedicará su tiempo a escribir… más aún. Así que, allá cada cual porque yo, al menos, no pienso leerlo. Aunque ya sabéis que un libro puede ser muy práctico para calzar la pata de una mesa que cojea.
Aquí os ofrezco, en directo, la despedida auténtica después de abandonar el Vaticano, ya
desde el balcón de su residencia de Castel Gandolfo.
Breverismos vaticanos:
579) RUMORES VATICANOS
A pesar de que
nadie creyera en el Vaticano los rumores de que el Papa Juan Pablo I había sido
envenenado, ningún cardenal volvió a aceptar la invitación de un colega a tomar
una taza de poleo en sus aposentos.
951) INFORMACIÓN DE PRIMERA MANO
El Papa Pío XII
miró hacia otro lado en 1943, cuando el Espíritu Santo se posó en su hombro
para darle información de primera mano sobre los campos de extermino nazis.
1727) PAZ Y CONCORDIA
El uno de enero,
como cada año, el Papa rezó el Ángelus a las doce en punto de la mañana y
bendijo desde la ventana a los fieles que se apiñaban en la Plaza de San Pedro. Y
también como cada año pidió paz y concordia entre los pueblos. Terminada la
ceremonia, se retiró a sus aposentos con la conciencia tranquila ante el deber
cumplido… por lo menos hasta el primero de año del año siguiente, para qué más.
Comentario:
De momento la dimisión del Papa podría ser un buen ejemplo
a seguir en este país en el que nadie dimite. ¡Anímense, señores!
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