Hoy, 9 de octubre de 2013, se cumplen 75 años de la llamada
Noche de los Cristales Rotos, la Kristallnacht , en alemán.Una
serie de ataques coordinados contra bienes judíos en toda Alemania, la noche
del 9 al 10 de octubre de 1938, sumió al país en el caos. Según su instigador,
el ministro de Información y Propaganda Joseph Goebbels, fueron ataques espontáneos… llevados a cabo a la misma
hora y en todas las ciudades y pueblos de Alemania.
Los
nazis, en el poder desde 1933, por medio de miembros de las Juventudes
Hitlerianas, las tropas de asalto de las SA y grupos armados de civiles
atacaron templos, comercios y viviendas de judíos durante toda la noche. La
policía y las autoridades asistieron al espectáculo, pues para ellos
espectáculo fue, sin intervenir en ningún momento. Las calles quedaron
cubiertas de cristales rotos de los escaparates de los comercios y de las viviendas de los judíos. Y como los
humanos somos proclives a bautizar todo acontecimiento, llamaron a esta noche,
ingeniosos ellos, La Noche
de los Cristales Rotos. Cuando se procedió a reparar los estropicios no hubo en
toda Alemania cristales suficientes, y hubo que importarlos de Bélgica, lo que
da magnitud de la catástrofe.
La gran Sinagoga de Berlín ardiendo.
La justificación ante tal barbarie fue que dos días antes un judío mató a un diplomático de bajo rango en la embajada alemana en París. Ese fue el pretexto que esperaban los nazis para llevar a cabo una represalia planeada desde meses antes. Las atrocidades cometidas aquella noche fueron el preludio de los siniestros acontecimientos que estaban por llegar. 91 judíos fueron asesinados, 20.000 heridos, 30.000 detenidos y deportados a campos de concentración, 1574 sinagogas -todas las de Alemania y Austria- fueron quemadas y 7.000 comercios, almacenes y empresas destruidas o seriamente dañadas, así como sus bibliotecas, escuelas, hospitales y cementerios.
Antes de que los negocios de los judíos fueran destruidos, en las semanas anteriores al día 9, se pintaban estrellas de David en los escaparates, y se colocaban carteles que advertían a los ciudadanos arios el no comprar en tiendas de los judíos.
Pero eso solo fue el comienzo, porque los días 9 y 10 todos los comercios judíos de Alemania y Austria sufrieron ataques de los nazis. En la imagen una tienda ardiendo aún en la mañana del día 10.
Tienda judía destruida y saqueada.
Quitando los cristales rotos al día siguiente.
Comercio saqueado y con las lunas rotas
Comercio saqueado. Observad cómo se ríen la dama y el caballero de la izquierda de la imagen, probablemente respetables y felices ciudadanos arios, y seguro que con el carné del NSDAP (Partido nazi) en el bolsillo.
A quien le interese el tema le recomiendo el libro La noche de los cristales rotos, del historiador Martín Gilbert. No lo he leído, pero me lo ha recomendado un amigo de mi total y absoluta confianza. Partiendo de los datos de testigos presenciales, de informaciones de diplomáticos acreditados en esa época en Berlín y las grandes ciudades alemanas y de la prensa internacional de la época, el historiador nos ofrece una exhaustiva, amena y meticulosa información de lo que sería, como figura en la portada, el preludio de la destrucción.
Por último os ofrezco este documental de 6 minutos de duración.
Breverismos
279) UN MILLAR DE
NAZIS
Un millar de nazis marchan sobre Berlín.
-¡Bah, cuatro
chalados! –dijo el demócrata confiado al leer la noticia en el periódico, el 22
de octubre de 1926.
Un millar de neonazis marchan sobre Berlín.
-¡Bah, cuatro
chalados nostálgicos! –dijo el demócrata confiado al leer la noticia en el periódico,
el 22 de octubre de 2012.
550) DEVOLVER LO ROBADO
En un intento
baldío de lavar la imagen de Suiza, un juez de Zürich, con fecha 3 de noviembre
de 2006, ordenó acelerar la devolución a sus legítimos dueños de los bienes
robados por los nazis a los judíos, desde 1933 a 1945, que están
depositados en bancos suizos.
¿Acelerar? Que
alguien le explique al juez lo que significa acelerar.
558) MURO DE BERLÍN
Al ver el 9 de
noviembre de 1989 en el televisor cómo se abrazaban los alemanes orientales y
los occidentales en la fiesta ante la puerta de Brandenburgo después de tantos
años separados por el llamado Muro de la Vergüenza , un judío polaco, superviviente del
gueto de Varsovia, exclamó:
-¡Ay, que
miedo! Las dos Alemanias otra vez juntas.
Y al día
siguiente preparó su pasaporte para huir lo más lejos
posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario