El
sábado pasado unos amigos me recordaban una secuencia de Manhattan, la película de Woody Allen (su primera gran película) en
la cual el protagonista repasa las cosas
que hacen que la vida merezca la pena. Y en su lista aparecían, entre otras
muchas cosas muy bien elegidas, esas
increíbles manzanas y peras de Cézanne. Así que aquí tenéis al pintor, que os
contempla desde su autorretrato.
Pues bien, ahora
tenemos una espléndida ocasión para contemplar esas manzanas y peras del
francés Paul Cézanne (1839-1906) en el Museo Reina Sofía de Madrid, que expone
una selección de sus bodegones junto a un buen número de paisajes. La
exposición estará abierta hasta el 18 de mayo, así que os animo a que una
mañana soleada cojáis de la mano a alguna persona especialmente querida y os
acerquéis al museo ya que, nada menos, Cézanne,
os espera.
La muestra presenta el trabajo de estudio del pintor, paciente y solitario, junto al trabajo al aire libre. Así, bodegones y paisajes cuelgan de las salas del museo,
unidos ambos mundos gracias a la paleta y a la capacidad de observación del pintor.
Lo
que me parece absurdo es el nombre de la muestra: Site/ non-site, cuando se me ocurren, así, de primeras, unos cien
que mejor explicarían lo que el espectador va a contemplar. Qué cosas se les
ocurren a los comisarios de exposiciones…
En fin, que nosotros a lo nuestro: a
contemplar un buen puñado de obras del pintor francés que el museo madrileño, afortunadamente para nuestro espíritu, pone ante
nuestros ojos.
Paul
Cézanne, sobre todo pintor postimpresionista, está considerado en el mundo del arte como
el padre de la pintura moderna, el precursor que abrió el camino por el que
seguirían los pintores franceses, en primer lugar, en esa gran etapa del arte
europeo.
Cézanne
rompería definitivamente las barreras existentes entre el arte apolillado del
siglo XIX, avanzando sin duda alguna por su parte hacia la modernidad artística del siglo
XX.
No
solo en sus bodegones muestra este empuje, sino también en su pintura al aire
libre.
Precursor
del cubismo, que esperaba a la vuelta de la esquina de la mano de Pablo Picasso,
los paisajes de Cézanne nos presentan una versión diferente de la realidad.
Sus visiones de la Naturaleza
son nuevas y, sobre todo, radicalmente diferentes a lo establecido por el arte
decimonónico. Como demuestra en su serie titulada La montaña de Saint-Victoire, monte que el pintor representó sobre el lienzo un buen puñado de veces, siempre desde el mismo ángulo pero en todas las variaciones que le ofrecía la luz del día y las estaciones del año.
En
vida Cézanne fue un pintor de pintores, es decir, como tantos otro en la Historia del Arte, un
artista admirado por sus colegas pero ignorado en vida por el público y la
crítica, que le tildaba de “excesivamente moderno”. Trabajó aislado y solamente
apreciado por alguno de los ya consagrados impresionistas
y por los jóvenes artistas que seguirían sus pasos. Y ahí está la Historia para demostrar la equivocación de crítica y público.
Lo
dicho y como dicen los anuncios: para más información, ver la exposición… que
recomiendo.
Breverismos pintureros
177) VANGUARDIA
La vanguardia de
la vanguardia del arte avanzaba tan deprisa que se convirtió en la retaguardia
de la vanguardia anterior.
876) SAN LUCAS Y EL
PINTOR
Al famoso pintor
abstracto se le apareció San Lucas… y de la conversión resultante pintó
bodegones realistas el resto de sus días.
2051) CLÁSICO VIVO
La depresión del
artista comenzó el día que la crítica aseguró que era el mayor pintor clásico
vivo.
Y como empezamos citando Manhattan, os aconsejo que la volváis a ver (supongo que ya la habréis
visto) porque mantiene toda la frescura de cuando fue creada por Woody Allen, allá por 1979, con una Diane Keaton en estado de gracia y una Mariel Hemingway sosita, pero espléndida.
Hasta mañana
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