El pasado domingo falleció en Nueva York Philip Seymour Hoffman, un actor enorme.
Tenía un nombre tan difícil de recordar que nadie retenía, pero todos lo reconocían
inmediatamente al verlo en el cine, aunque solamente fuera en una breve secuencia. Actor
de físico contundente e inapropiado para los estrictos cánones de la estética
hollywoodense, su sola presencia en la pantalla, generalmente de actor
secundario, hacía que desaparecieran todos aquellos que compartieran plano o
presencia con él.
Decían de él que era
la personificación del talento, el actor perfecto que no repetía una toma, sino
que en cada una de ellas adoptaba un matiz distinto, tan variado, que
desesperaba a los directores que lo dirigían al provocar la duda de tener que
elegir la mejor… cuando la mejor eran todas.
Por
su interpretación del tan histérico e histriónico como genial escritor
estadounidense Truman Capote consiguió,
en 2006, el Oscar que se le escapaba continuamente de las manos. Y aunque esta
película seguro que ya la habéis visto, la recomiendo, por si acaso.
Lo
mismo que, ya puestos, recomiendo la que pasa por ser la obra maestra del
escritor, su novela A sangre fría (aunque yo me quedo con sus cuentos, que en un blog pasado recomendé).
Pero
la película que recomiendo apasionadamente, para ver a Philip Seymour Hoffman
como el gran actor que fue, es Antes que
el diablo sepa que has muerto.
Está dirigida por el
octogenario Sidney Lumet,
representante de la mejor raza de directores estadounidenses, que demuestra seguir
manteniendo un pulso excepcional y una claridad de ideas extraordinaria. Se
estrenó en 2007 y es un thriller que
mantiene la tensión y el interés del espectador durante sus 117 minutos de
duración.
La
casualidad de juntar a Truman Capote y a Philip Seymour Hoffman en este blog me
ha llevado a publicar, para vosotros, un cuento que escribí hace varios años.
Formaba parte de un libro de cuentos cuyo título era Diez cuentos de perros. Así que, ahí va el cuento que formaba parte
de la citada decena y que lleva por título El
perro de Truman Capote, 12 paginillas de nada.
Y ya que hablamos de
cuentos, pues ya me contaréis.
Y para terminar, ahí van los tres Breverismos de cada día, que, no nos olvidemos, son la razón y alma de este blog.
Breverismos
68) ABANDONOS
El actor,
decidido a abandonar su desmesurado ego, se sorprendió de que su ego lo
abandonara a él.
2344) SUPER EGO 4
El actor, al poner su ego a régimen, mejoró notablemente.
2457) ACTOR DE CERA
Lo que es ser un
gran actor: me hice una foto con la imagen de Robert de Niro en el Museo de
Cera… y el que parece de cera soy yo.
Mañana
ya veremos por dónde sale el sol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario