Pues bien, entró en mi dormitorio y se metió
conmigo en la cama. Y a mí, que soy viril de nacimiento, y a pesar de la
confianza que en su día tuvimos, no me pareció bien. Sobre todo porque esperaba
que de un momento a otro llegara Angelina Jolie y claro, a ver qué iba a decir.
Pero me tranquilicé al recordar que era un hombre muy religioso y por lo tanto
vendría con buenas intenciones.
Pero me molestó, no que trajera el periódico y
el desayuno, sino que pusiera el disparador automático a su cámara y tirara
esta foto que, la verdad, me compromete (yo soy el de la derecha). Y me dijo:
-Quino, esto de ser filósofo existencialista es
muy duro.
-Pues anda que yo. Tú por lo menos eres
filósofo, pero yo solo he llegado a desgarramantas, y eso que en clase sacaba
mejores notas que tú.
-Así es la vida, amigo mío. Pero he venido
porque estaba deprimido. Y quiero pedirte que me leas tres Breverismos
filosóficos y pongas una canción de un músico que admiro: Zbigniew Preisner.
-Vaya nombrecito…
-Es que es polaco. Y mira tengo una foto suya.
Y ahora, déjate de historias y empieza el blog,
que luego dicen tus lectores que te enrollas como las jirafas.
-Se dice como las persianas…
-Qué más da, como filósofo existencialista me
puedo permitir herrar de vez en cuando.
-¿Tienes caballo? Del de montar, por supuesto…
-No, ¿por qué?
-Errar, de equivocarse, se escribe sin hache. Y
herrar…
-Vamos, vamos, al turrón. Déjate de tonterías.
Breverismos
16) UN ENORME VACÍO
El filósofo
existencialista sintió un enorme vacío, un gran hueco interior, la nada por
dentro… así que decidió prepararse la cena.
197)
KILOS
-Me pesa el alma
–dijo el filósofo, deprimido.
-Pues yo creo
que, además, le sobran diez kilos –insinuó su endocrino.
5651) LA
NADA
El filósofo
existencialista se encontró con el vacío y la nada al abrir la puerta de su
frigorífico.
-Lo
ves, ya me has alegrado la noche. Y ahora ponme algo de Zbigniew Preisner.
-Pues
tengo un disco suyo espectacular: una pieza de la banda musical de la película La doble vida de Verónica, del
director, también polaco Krzysztof Kieslowsky, otro monstruo de quien
hablaremos detenidamente otro día. Te encantará.
Y me encantó. Puede que sea la piececita para
piano más delicada, bella y emotiva que haya escuchado nunca. De verdad, os
recomiendo que le dediquéis los 2 minutos que dura. Y si no creéis al
desgarramantas creed al menos al filósofo, ya que mi amigo, secándose las
lágrimas, también os la recomienda, pues a pesar de ser un adusto filósofo
existencialista tiene su punto sentimental, afortunadamente
Mañana, más de otra cosa que, de momento, la
imaginación funciona.
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