lunes, 7 de octubre de 2013

BREVERISMOS. LUNES 7 DE OCTUBRE DE 2013

Tengo una seguidora y sin embargo amiga (aunque no nos conozcamos) llamada Isabel que se empeña en bajar a los infiernos de vez en cuando. Y no a los infiernos de Rimbaud ni a los de Dante Alighieri, sino a su propio infierno, con diablos simpáticos y agradable calorcito.


     Ya me gustaría conocer ese lugar en el que no creo (a no ser que sea como dijo no recuerdo quién: el infierno está en nosotros) porque si lo dice Isabel sí que debe ser agradable. Y desde luego sí que, de existir, lo imaginaría más divertido que el noño, mojigato, dulzón y acaramelado cielo que nuestra Santa e Insoportable Iglesia Católica nos ha pintado para meternos Miedo Eterno.
     Porque, a ver, qué pintamos todo el día sentados en una nube tocando la lira en compañía de santos, mártires, ángeles, arcángeles, serafines, querubines, tronos y potestades. Que sí, mucha presencia y parafernalia, pero en el fondo no hay más que mirarlos a la cara para apreciar que debieron de ser tristes y aburridos en vida y lo siguen siendo en muerte, es decir en el aburridísimo cielo.


¡Con el trabajo que me costó librarme de mi Ángel de la Guarda! Era muy aburrido y sobre todo pesadísimo, oye... que no no vayas por ahí, que si ten cuidado por acá... menos mal que logré darle esquinazo, que desde entonces vivo mucho más tranquilo.
     Esto me recuerda una frase que leí hace tiempo y que no recuerdo quién la soltó: ser divertido no es lo contrario de ser serio, es lo contrario de ser aburrido.
     Y está claro que, en el fondo y en la forma, los aburridos presumen de serios cuando en el fondo solamente son personajes que solo con que se pongan a tu lado ya incitan al bostezo. Pues eso les pasa a los santos y a los ángeles: que yo les recomendaría una temporada en el infierno, para ver si se humanizan y cogen un poco de salero y vidilla.
     Y ya que hablamos de una temporada en el infierno recomiendo la obra del mismo título de mi amigo Arthur Rimbaud.


     Escrito en 1873, Una temporada en el Infierno es un largo poema que Rimbaud escribió para sí mismo, sin ánimo de publicarlo y mucho menos comercializarlo. Recurrió a un editor inglés para que le imprimiera cien copias para repartir entre sus amigos, de las cuales solo repartió seis y las demás quedaron arrumbadas en el sótano de la editorial hasta que, entrado el siglo XX, las encontró y divulgó un crítico literario francés. Mi amigo escribió sus poemas a los 19 años bajo el influjo del hachís y el opio. Y de las nueve partes que se compone recomiendo especialmente la tercera, Noche del Infierno, en la que habla de su muerte y su bajada a los infiernos.



 Rimbaud abandonó la literatura un año después, a los 20 años, asegurando que un poeta no puede escribir nada bueno a partir de esa edad.


Ya, de paso, recomiendo también la película titulada Vidas al límite, estrenada en 1995 y obra de la directora Agnieszka Holland, con un joven Leonardo di Caprio en el papel de Rimbaud. La pega de la película es que se centra demasiado en la atormentada relación entre Rimbaud y el también poeta Verlaine y deja en un escalón secundario su faceta de poeta. Entretenida. En fin... al menos da una visión de su atormentada vida.

Breverismos endemoniados


262)  INVOCACIÓN    
 Harto de invocar a Dios invocó al Diablo… y tampoco acudió.


799)  INMORTALIDAD
Al prometerle el Diablo la inmortalidad le dio un infarto de la alegría.


1967)  VENDER EL ALMA
 Vendió el alma por tan poco que el Diablo pensó que era imbécil.


Mañana más... un poco menos luciferino.









2 comentarios:

  1. Pero ¿es que reniegas de mí otra vez insensato? ¿Pues no era que me conocías y me recordabas perfectamente y viste brillos de cerveza en la Feria del Libro? ¿Cómo que no nos conocemos? A ver si va a ser esto un si te he visto no me acuerdo que eso no es propio de diablos.
    Quinito de mis entretelas, hazme un favor, ponte delante del espejo, cógete dos pellizquitos, uno en cada mejilla y di conmigo: ayyyyyyyyhhhsssss, este señor tan majo. Gracias por abrir el blog conmigo, me siento, me siento, me siento…..me caigo de culo mejor dicho, Quinitín. ¡Cómo me cuidas! Y ¡cuánto me gusta! A que tú si me entiendes y no como Martín.
    Bueno al tajo. Un tratado de ángeles te haría yo, los que no pisan suelo, los que tropiezan, los que no saben volar, los que no saben que lo son y los que creen que lo son, que cuando enseñan la patita…….se ve que no lo son, pero aun así demasiado melífluos para estar aquí, se quemarían. Martín me va a bronquear. Perdón amigo, es muy tarde y a estas horas, las meninges van como van.
    En cuanto al de la guarda, pufff pues menudo rollo, para qué quieres enemigos si tienes un ángel de la guarda, dulce compañía, pura campaña…. aunque tú tenías una Ángela guardesa que te guardaba las cuatro esquinitas, era rubia y exuberante y no parecía muy aburrida.
    Créeme si te digo que aquí ya la he liado parda, he formado un grupo de diablos y diablas rojos, rojos, de los de cuernos, colas y tridentes que es que te partes jugando a encontrar la gloria entre nosotros. Es un sin parar. Yo no sé cómo están los de arriba, pero aquí abajo estamos más vivos que nunca. Fliparías si vieras a algunos personajes….ya te iré diciendo. Dicen que amplían mi estancia para toda la eternidad si quiero. Ya veré qué hago.
    Hemos puesto un cartel ignífugo en la puerta que dice así (lo redactó el pobre Rimbaud, flipado y puesto hasta arriba,):
    Se prohíbe terminantemente la entrada a los lobitos buenos, a los santos en general, a los santurrones en particular, a los que quieran ser buenos, a los que no lo son pero dicen lo contrario, a Schopenhauer, Ciorán y sus amigos, a todos los sesudos serios e inteligentes del universo desde el origen de los tiempos.
    Pero como los malos no somos nadie y somos estupendos les damos la oportunidad de que si quieren participar de semejante paraíso ardiente pasen previamente por el purgatorio que les queda por vivir a ver si por lo menos aprenden algo interesante ¿estás de acuerdo?
    ¿Vienes o no? Estas te están haciendo hueco. Créeme que sí que existe.
    Perdón Martín, hoy ni dios, ni mi bisabuelo, ni yo misma me entiendo, pero no puedo evitarlo, me parto.
    Isabel

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    1. Ay, Isabel, mon amour, que sería de este blog sin tu teclado mágico. He dedicado el blog de hoy martes al vino ya que he pensado que con los sofocones calóricos del infierno te vendrá bien una copa. Y de paso puedes invitar a don Diablo para ver si te tiene en consideración... al menos hasta que llegue tu Ricardo Darín a rescatarte o a acompañarte, que con los hombres nunca se sabe, que decía mi tía Hortensia.
      En fin, que espero que sigas entrando y saliendo de Argentina, del Infierno y de este blog que tanto te aprecia y te tiene en cuenta.
      Y que sí, que me acuerdo perfectamente de ti, lo que pasa es que a veces Martín y yo somos descuidados en lo más importante... o sea, que somos unos burros.
      Salud y buen vino.
      Quino

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