Julio Llamazares es un escritor a quien admiro. Y por esa
razón lo traigo del brazo a este blog. Llamazares es un escritor, poeta y
periodista que nació en el pueblo, hoy desaparecido, de Vegamián, en la
provincia de León. Su padre fue maestro en este pueblo antes de que desapareciera
bajo las aguas del embalse del Porma.
La lluvia amarilla la publicó la
editorial Seix Barral en el año 1988, y fue finalista al Premio Nacional de
Literatura en la modalidad de narrativa al año siguiente.
Y
la verdad es que el no ganar fue una digna derrota puesto que tuvo que competir
nada menos que con Obabakoak, la
novela de Bernardo Atxaga que se
presentaba al premio que ganó con el añadido de estar escrita en euskera. En mi
opinión, el premio debería de haber sido compartido, pero al menos el
tiempo ha puesto las cosas en su sitio y veinticinco años después La lluvia
amarilla sigue editándose y admirando a todo aquel que la lee.
Siempre
le agradeceré a mi amigo Jesús el haberme recomendado esta increíble novela.
Llamazares nos presenta, con una prosa poética, sencilla y precisa, un pueblo del
Pirineo aragonés en decadencia. Lentamente, con la lentitud que solo se aprecia
en el campo, el pueblo va despoblándose a causa de la marcha de los jóvenes y
la muerte de los ancianos.
Es de esas historias en las que aparentemente no pasa
nada cuando en realidad está narrando magistralmente la lentitud del paso el
tiempo, la vida calmada del campo, las estaciones sucediéndose como único y
espléndido espectáculo, la vida…
Antes de esta novela Llamazares había
escrito Luna de Lobos, que narra las
peripecias y la lucha por sobrevivir de un grupo de maquis, de guerrilleros
antifranquistas en los años de posguerra.
Luna de lobos fue
adaptada al cine en 1987 dirigida por
Julio Sánchez Valdés. Nos presenta en imágenes las peripecias de un grupo de
combatientes republicanos que en la inmediata posguerra, en lugar de huir de
España se quedan en los montes de León para combatir a los vencedores en la
contienda. Así, los hombres, acosados como lobos, se defenderán y su instinto
de supervivencia los empujara a actuar como tales.
Al igual que la novela, la película
presenta la acción con sencillez y sobriedad, como si el mismo Llamazares la
hubiera dirigido.
Ahora,
después de publicar un buen puñado de novelas, libros de viajes y de poesía
Llamazares se descuelga con otra buena novela, según la crítica literaria, titulada Las lágrimas de San Lorenzo.
Publicada por la editorial Alfaguara este
año nos cuenta la vuelta a la realidad de un profesor después de haber estado
dando vueltas por Europa. Y lo hace en compañía de su hijo en la isla de Ibiza
y en la Noche
de San Lorenzo, buscando en las estrellas fugaces que recorren el cielo la
respuesta a todas las preguntas que ahora, en una noche, se acumulan buscando
las respuestas no encontradas.
Todavía no la he leído, pero ya se la
compré a Enrique -mi librero y sin embargo amigo- y la tengo preparada encima de la mesa. Leer el nombre de Llamazares sobre el cielo estrellado de Van Gogh ya es garantía suficiente.
Breverismos literarios
704) SUEÑO IMBÉCIL
El escritor
mediocre soñó que era un genio con tanta intensidad que al despertar no sabía
si era un escritor mediocre que había soñado que era un genio, o viceversa. Sus
amigos le ayudaron a eliminar el viceversa.
1052) CÓMO ESCRIBIR…
1152) SUSPIROS
-¿Adónde irán
los suspiros de los enamorados? –preguntó el poeta.
-Pues al aire, a
incrementar el calentamiento global –contestó el científico, enamorado
frustrado y visiblemente borracho.
Comentario: Por
cierto, monseñor Rouco Varela: un día de estos tendremos que hablar de los
tejemanejes vaticanos con maletitas de billetes de 500 euros, digo yo… que no
todo va a ser hablar de libros y cine.
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