¡Ah, que
tiempos aquellos! Hoy me ha despertado un súbito frenazo del transiberiano,
entre las estaciones de Vladivostk y Albacete. Dormía plácidamente en mi compartimento cama
cuando el frenazo me sacó del sueño patrio. Al estar tan lejos de mi país, en lugar de ponerme a cantar Adiós España querida, como Juanito Valderrama, pues me dio por
soñar con personajes nacionales que me han hecho exclamar… ¡Que tiempos
aquellos!
Empecemos: Se acuerdan de esta famosa foto.
¿Cómo admirábamos al señor Rato pensando que tenía cuerda para
rato y resultó que se quedó sordo de tanto tocar la campana de Bankia? Cómo le admirábamos cuando levantaba, victorioso, el dedito, feliz por haber
dejado plantado al Banco Mundial para presidir una próspera -¿próspera?-
entidad de ahorro española. Qué pretendía, ¿despertarnos con el tilín, tilín de
la campana para que sacáramos la pasta de Bankia a tiempo? Qué cosas…
Que tiempos aquellos en los que
todo era felicidad y concordia entre dos pesos pesados de la derecha
aparentemente civilizada y moderna, la señora Aguirre (ahora me voy, ahora vuelvo) y el señor Rajoy. Observad la cara de felicidad y cariño. Aquí te pillo y aquí
te beso y te agarro por el cuello, en aquella época con buenas intenciones, por
supuesto.
Que tiempos aquello en los que el
fallido y pretendidamente socialista señor Zapatero
a tus zapatos saludaba al señor Bush. Sí,
el mismo Zapatero que en un arranque mayo del 68 se negó a saludar a la bandera
USA en un desfile, ¿se acuerdan? Como hemos cambiado, como decía la canción de Presuntos Implicados, ¿la recordáis?
Ahhhhh, como hemos cambiado
Qué lejos ha quedado aquella
amistad
Uuuuuu Aaaaah, Uuuuuu Aaaaaah.
Que tiempos aquellos en que París era una fiesta, bueno… París y Logroño
y Soria, y La Moncloa. Aquí
tenemos a su multioperada majestad don Juan
Carlos Primero de España y nada de Alemania… bueno, sí, que de Alemania era
algo, al menos para esa señorita estupenda, tan pizpireta, la princesa alemana Corinna zu Sayn-Wigenstein, que con ese
apellido ya se puede, y no yo, que me apellido López Rodríguez (no olvidéis que lo de
Quino Collantes es un seudónimo).
Que tiempos aquellos en que los
presuntos chorizos –léase Urdangarín-
se codeaban a codazos con la realeza a través de reales braguetazos. Por la
época de la boda corría el siguiente chiste:
Pregunta: ¿Cómo se dice
braguetazo en euskera? Respuesta: Urdangarín.
Qué tiempo tan feliz, que nunca
volverá… decía una canción de Paul Mc
Cartney cantada por Mary Hopkin,
allá por 1968. Pues eso… o como dice mi hermana Mili: hay que ver ese chico,
que no era nada, qué torpe, lo hacen duque y va y…
Que tiempos aquellos en los que
todos eran “amiguitos del alma”. Miradles: felices, ricos, elegantes, bien
alimentados… da gusto ver al señor Camps
y a su amigo El Bigotes cuando se
creían que eran lo que no eran pero los dejaron creérselo.
Qué risa, oye…
Esta es mi foto preferida. La tengo enmarcada en la cabecera de mi cama. Que tiempos aquellos en que la
familia Monster –no se inquiete, señor Obama,
que me refiero a los Zapatero- se
codeaban con la flor y nata de la política internacional. Y además luciendo a
las nenas, como ejemplo de la gracia y salero español. Hay que ver la elegancia
que derrochan, sobre todo la de la derecha, con esos zapatitos de delicada
princesita. ¿Y la de la izquierda, que parece Zapatero con peluca rubia? En qué estarían pensando los Zapatero para exhibir al tronío español
de sus hijas en Washington.
Zeus Olímpico, qué cosas tiene que ver uno...
Breverismos
breves:
Al celebrar su
nonagésimo quinto año en el poder, los asesores de imagen del dictador le
aconsejaron que cambiara su fotografía oficial, la que adornaba carteles y
presidía despachos oficiales: seguir exhibiendo la fotografía de la primera
comunión les parecía excesivo.
2480) RECONCILIACIÓN
Los componentes
de la Mesa para
el Proceso de Reconciliación Nacional acabaron a bofetadas en la sesión de
presentación, incluso antes de sentarse.
2583) ADM
El líder
político reconoció que se equivocó sobre las Armas de Destrucción Masiva; eso
sí, después de buscarlas y no encontrarlas… con las consecuencias por todos
conocidas.
Mañana martes, ya veremos lo que cae.
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