Estaba
cumpliendo cadena perpetua en la cárcel de Soto del Real por haber robado una cartera en el
metro, en concreto entre las estaciones de Lavapiés y Urquinaona, cuando se me
acercó un día en el patio un tipo que, así, a primera vista, me pareció
conocido.
Y el
tipo, después de darme una palmada en la espalda, me dijo:
-Quinito Quinito, ¿sabías que eres un pringao? A ti, por
robar una miserable cartera, te cae la perpetua en el talego (se veía que
dominaba la jerga carcelaria) y mírame a mí, que dentro de dos días estaré en
la calle y con una pasta en el bolsillo. Para robar hay que tener buenos
maestros.
-Pero usted no es un ladrón, solamente un presunto ladrón.
-Yo, que soy del PP, todo lo que sé, lo aprendí de un buen
chorizo del PSOE, que a ése no hay que ponerle el presunto delante puesto que
ya fue juzgado y condenado, pasando quince años en la cárcel. No quiero decir su
nombre, que después todo se sabe, pero su apellido empezaba por Rol y acababa por dán.
-Pues, mire, no caigo.
Entonces, otro preso amigo mío, el que me proporcionaba tres
kilos de farlopa a la semana, para consumo propio, eso sí, me dijo:
-Que sí, atontao, que lo conoces, mira su afoto:
Entonces le
pregunté al señor Bárcenas:
-¿Y conoce a
algún otro chorizo o presunto chorizo?
-Claro, de las
dos clases, y un montón... pero en este momento solamente me viene a la mente un presunto, eso sí: un real presunto. Aquí lo tiene:
-Ay, perdón, que me he equivocado de foto. Este es un recorte de periódico que guardo con
cariño.
-¿Por qué?
-Porque me
gustan mucho las fallas. ¿En que estaba usted pensando? Bueno, ahí va la foto
del presunto que le quería enseñar.
-¡Anda, pero si es
el presunto Urdangarín!
-Yo no he
dicho nada, eh. Que ya saben en el PP que soy una tumba respecto a los trapos
sucios del partido. Y ya está bien, no quiero seguir contestando
impertinencias. Solamente hablaré en presencia de mi abogado o de mi banquero
suizo.
Y el señor
Bárcenas se dio media vuelta y me dejó con el porro… perdón, con la palabra en
la boca.
Breverismos carcelarios
133) EL PRESO Y EL DESEO
Para premiar su buen comportamiento
el director de la prisión le preguntó al preso condenado a cadena perpetua.
-¿Qué deseas?
Y el preso, sin dudarlo, contestó:
-Poder dejar de pensar en ella.
1441) CONVINCENTE
Era tan
convincente que no pudieron condenarlo a muerte: convenció al juez que morir no
entraba en sus planes más inmediatos.
6719) ESCAPE
Qué
incongruencia poner una válvula de escape en la cárcel.
Mañana escribiremos (mi ego y yo) sobre otro temilla algo más
divertido.
¿Otra vez Quino? Que no, que estamos aquí. Este silencio, al menos el mío, no es siniestro, es…es…es…otra cosa.
ResponderEliminarEsta mañana ha venido Antonio a casa a desayunar. Sí, Machado, es que le gustan las vistas y viene de vez en cuando. Y me ha dicho: Ya está este hombre otra vez. Anda escríbele lo siguiente que yo no soy bueno con la tecla.
Así que yo, lo que diga Antonio, bueno, no siempre… pero tampoco hace falta discutirlo con él, no sea que se ponga soberbio y deje de venir.
“En cuestiones de cultura y saber sólo se pierde lo que se queda; sólo se gana lo que se da”
Que dice que si te sirve. Ya mañana si eso que vaya a tu casa y desayune contigo.
Ahora vamos a la charcutería de aquí del barrio a ver la tipología de los chorizos. ¡Qué caprichoso! Y encima me dice que si no le preparo un gin tonic él no puede con tanto embutido. Yo creo que lo mejor es que lo hable directamente contigo.
Isabel
Isabel, mon amour, gracias por el apoyo de tu apoyo para apoyarme, que es que a uno, débil mortal, le gusta la lisonja y la caricia... y gracias por hablar con don Antonio en un campo cualquiera de Castilla o bajo un olmo seco y hendido por el rayo, aunque las lluvias de abril y el sol de mayo hayan quedado tan lejos.
ResponderEliminarA ver si nos vemos un día de estos, nos conocemos y tomamos un par de gin-tonics.
Quino
¡Ay Quino, la que has liado! Tenía yo aquí en el salón de mi casa a Antonio, que parece que hoy no se va, rodeados como estamos de platos llenos de los distintos tipos de chorizo que hemos encontrado en la charcutería, qué mal huele por cierto, cuando…han llamado a la vez al teléfono y a la puerta.
ResponderEliminarCon el móvil en la oreja he abierto. No sé qué me ha aturdido más si el mismísimo Bárcenas que pedía desaforado un bocata de chorizo con mortadela por el auricular (¿cómo se habrá enterado?, ¿se lo habrá dicho ese espía que te visita a ti?) o las chicas de la escalera que han bajado todas juntas a decirme que qué morro, que ellas también te quieren conocer, que ni se me ocurra más de un gin tonic que me pongo tonta, que el apoyo apoyado es mucho apoyarse, envidia cochina, ya sabes.
A Bárcenas le he puesto música de llamada en espera para que se calme, se canse y cuelgue y las chicas se han ido solas, que la poesía y don Antonio imponen por igual.
Y ahora que ya estamos solos él y yo, me dice que mañana sin falta te va a visitar pero por la noche, ha cambiado el horario, o sea la leche y el café por el gin tonic, por aquello de la conservación aunque sea de la especie, dice que total a mí ya me conoces.
Isabel
¿Quién eres, mi querida Isabel? Dame datos, aunque sean subliminales.
EliminarBesos, Quino