Estaba
tan tranquilo escribiendo este blog cuando de pronto sentí un aliento en mi
nuca, y me volví despavorido… para encontrarme con Pessoa.
-Caramba, señor Pessoa, me ha dado
un susto de muerte.
-Quinito Quinito es que he decidido
aparecerme para recomendarte que hables de una vez de mi librería.
-¿Qué librería?
-Lo ves como eres un desgarramantas
iletrado.
-Hombre, déme algún dato… ¡Ah, ya
caigo!
-Pues venga, levántate y al turrón,
como tú dices.
Y se desvaneció, se esfumó en el
aire arropado por un fado de Amalia
Rodrigues, que tuve que bajar el volumen de la despedida para poder
concentrarme.
Mi
querido Pessoa se refería, naturalmente a la librería Lello e Irmao, la librería de Oporto considerada la más bella del
mundo. Toda librería, por lo general, es un espacio que invita a la meditación
y al reposo y, por supuesto, hay librerías en todo el mundo entrañables,
antiguas, gigantescas, acogedoras, lugares todos que invitan al visitante a
recorrer tranquilamente espacios entre expositores y estantes (“perdiendo el
tiempo”, como dicen los que lo pierden viendo Tele 5).
Pero
es en Lello e Irmao donde el tiempo se detiene para hacer más grato el
recorrido del visitante-cliente-lector, esa "rara avis" en vías de extinción.
En
realidad la empresa se fundó el 1869 como “Librería Internacional de Ernesto
Chardrón”, conocida como Librería
Chardrón, en la Rua
dos Clérigos. A la muerte de su fundador pasó a manos de otra compañía que a su
vez la vendió en 1894 a
José Lello, que se asoció con su
hermano cambiándole el nombre a “Livraria
Lello e Irmao”. El edificio actual fue construido por el ingeniero Francisco Xavier Esteves e inaugurado
en 1906. Situada en pleno centro de Oporto es una librería cuya fachada e
interior es mezcla estilos neogótico y
modernista que la hacen especialmente exótica y atractiva.
Y allí sigue
esta librería, perfecta, mimada y conservada por sus sucesivos dueños como lo
que es: una joya continente del más preciado contenido.
Las
estanterías repletas de libros ocupan todas las paredes del suelo al techo, iluminadas por la luz que entra, tamizada, a través de la vidriera del techo. Y
mi amigo Enrique Vila-Matas se pelea
con quien se atreva a criticar el mínimo detalle de este reino absoluto del
libro, “de mi librería -grita congestionado Enrique- de la librería más bella
del universo mundo”.
Después de tan
acalorada defensa, se sienta en un peldaño de su aparatosa escalera –perdón,
Enrique, he querido decir de su espectacular escalera- y descansa contemplando
esta joya del interiorismo barroco, abigarrado e inteligente.
La
escalera que da acceso a la planta superior, de las dos que tiene el local, es
una obra maestra, un elemento que ya por si sola merece la visita al
establecimiento donde reina la madera tallada y encerada.
Esta
escalera, de diseño extraño que se retuerce sobre sí misma, no es sino la solución
inteligente y meditada para dotar al local de un acceso al piso superior que
ocupara el menor espacio posible, y que situada en el centro del local se
erigiera en su seña de identidad. La librería no sería la misma sin esta
bellísima y extraña escalera que tiene algo de ser vivo y que impone la
admiración y el respeto que desprenden las obras bien hechas.
Dicen
que en esta librería se rodaron escenas de una de las películas de Harry Potter, que no sé si será cierto.
Lo que sí es cierto es que J.K. Rowling
vivió en Portugal al estar casa da con un portugués, y que conocía bien la
librería
Mires
hacia donde mires te sorprenderán hasta sus más pequeños detalles, puesto que
su creador, preso de "horror vacui", no deja centímetro de espacio sin trabajar,
tallando y pintando como un poseso hasta el último rincón
Sea
como fuere, ahí está Lello e Irmao para que la visitemos cada vez que nos
acerquemos a Oporto, una bella ciudad que no se merece lo abandonada que está.
Os lo aseguro, será como si aterrizarais en el misterioso planeta de los
libros.
Por
cierto, no os digo la dirección porque no hace falta: en cualquier lugar de
Oporto que preguntéis por ella, os cogerán de la mano y os llevarán hasta la
misma puerta.
Breverismos libreros
35) SUEÑOS TRANQUILOS
Al demostrar que
la realidad no existía el poeta pudo dormir tranquilo.
886) AQUÍ ESTOY
Su mundo de
ilusiones del poeta soñador se desintegró cuando la Realidad le dijo al oído:
-Aquí estoy, te vas a enterar.
910) SOLEDAD ABSOLUTA
Le condenaron a
100 años de soledad por no haber leído el libro.
Mañana
más de otro tema
genio <3
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