Esta
noche he soñado que entraba en mi dormitorio un tal Pier Francesco Orsini para sentarse a los pies de mi cama y
decirme:
-Hola, buenas noches. Soy Pier
Francesco Orsini.
Y yo, pensando que era un futbolista
italiano ya me iba a dar media vuelta para seguir durmiendo, cuando el
aparecido, insistió.
-Quinito Quinito, no me des la
espalda. He venido desde Bomarzo para
decirte que a ver cuando hablas de mí y de mi jardín en tu blog.
Entonces es cuando pegué un respingo
en la cama porque lo de Bomarzo sí que me sonaba.
Esta es una vista de la villa de Bomarzo, con el palacio del duque Orsini en primer término.
Así que tranquilicé al duque diciendo que hablaría de su disparatado jardín. Y tras
escucharme, se evaporó, que es lo que les pasa a las apariciones, que en cuanto
les das la razón, desaparecen.
Si alguna vez
vais o volvéis a Italia no dejéis de acercaros hasta Bomarzo. Es una villa
situada al norte de Roma, en la provincia de Viterbo, en el Lazzio italiano. En
este feudo histórico de la importante y noble familia Orsini nació el citado
Pier Francesco, conocido como Perico Paco por sus amigos españoles. A la muerte
de su padre heredó el ducado y su correspondiente título de duque, dedicándose
a guerrear y a cazar, que era lo que hacían los nobles para matar sus muchos
ratos libres. Pero Orsini hijo pasaría a la Historia de Italia a la muerte de su esposa, Julia Farnese, a la que adoraba. El
duque, abatido por su pérdida, comenzó en el año 1447 la construcción de un
disparatado jardín en su honor, dentro de los terrenos de su propiedad y
aprovechando una ladera en forma de anfiteatro. Y se rodeo en su palacio de
artistas, literatos y hombres de ciencia, alejándose de la religión.
El duque
Orsini era contrahecho, especulador, frío de trato, intrigante político y hasta
cínico en el sentido no filosófico de la palabra… o eso dice Manuel Mujica Láinez, que noveló en
1962 la vida del duque en su novela titulada, precisamente, Bomarzo. Pero también fue un poderoso
mecenas que protegió las artes y las letras, como noble cultivado del
Renacimiento que era.
Os aconsejo
esta novela que, después de tantos años, sigue reeditándose y leyéndose con el
mismo interés. Un auténtico best-seller cuando aún no existía ese estúpido
término que tantos estragos literarios causa.
Mujica Láinez,
a través de su historia, dio un nuevo impulso a los jardines del duque Orsini,
conocidos como Il Sacro Bosco, El Bosque Sagrado, pero sobre todo como
Il Parco dei Monstri, El Parque de los Monstruos.
El Parque de
los Monstruos se extiende dentro de un espeso bosque, entre árboles centenarios
y todo tipo de plantas autóctonas y exóticas. Pero lo espectacular del parque
es que está lleno de disparatadas –en tema y tamaño- esculturas, extrañas,
misteriosas, inquietantes y dicen que esotéricas, pues el duque no solo era
raro sino también medio nigromante.
En esta imagen podemos ver un elefante de los que
acompañaron en sus campañas a Anibal, aprisionando con su trompa a un soldado
romano, junto a la Gruta
de la Calavera ,
de la que hablaremos más adelante, y la sirena de doble cola, más siniestra y
maligna que las que intentaron llevarse a Ulises a lo más profundo del mar.
La
construcción del parque y sus esculturas, edificios y ornamentos le fue
encargado a los arquitectos Pirro
Ligorio y Jacopo Vignola, así
como a escultores y canteros. Orsini hizo hincapié en que el lugar tendría que
alejarse de los cánones de la armonía y belleza del arte renacentista de la
época, para ser un lugar que reflejara el inmenso dolor y desconsuelo que
sentía su corazón por la muerte de su esposa. Entre todos dieron forma al lugar,
siempre dirigidos por el extravagante duque que era quien diseñaba esculturas y
edificios.
Así, fueron apareciendo las
gigantescas figuras, míticas y fantásticas, como el dios Neptuno, que dieron
carácter al parque, del que los supersticiosos vecinos del cercano pueblo
decían que estaba embrujado.
O este dragón que hace compañía a
Cerbero, el can que guarda el infierno.
Y no es de extrañar que lo
pensaran en una época en que el arte renacentista reinaba en todo su esplendor,
arte naturalista por todos comprendido y admirado: la perfección del arte
clásico vuelto a renacer, que de ahí su nombre. Así que no es difícil imaginar
la sorpresa y el temor de los visitantes al parque ante esta colección de gigantescos
monstruos esculpidos en rocas del lugar, aprovechando sus dimensiones.
También están representados
gigantescos luchadores al modo de los antiguos gladiadores, o Hércules a descuartizando
a Caco, escultura de la imagen de encima de este texto. Y con una señora al lado para que os hagáis idea de la escala.
Y también seres fantásticos como la mujer de los jarrones que contenían la
vida y la muerte de los humanos, o la tortuga que asemejaba con su lento
caminar la marcha de los hombres a través de su época.
El edificio inclinado en uno de
las peculiares construcciones del parque. Su inclinación, como la de la torre
de pisa, produce a quien se mete en la casa la sensación de mareo. Al perder la
lógica horizontalidad a la que estamos acostumbrados, cuando accedes a su
interior ves que te falla la lógica perspectiva y que el esfuerzo por
mantenerte vertical te descoloca. Y no es que se fuera inclinando por un fallo
en los cimientos, como en la
Torre de Pisa, sino que fue construida así. Os aconsejo que
entréis y subáis al piso superior, como extraña experiencia, una más de las que
ofrece el parque.
Como final, también os aconsejo
que entréis el la Gruta de la Calavera. Ahuecando
una gran roca, Orsini se construyó un refugio donde meditar sobra la brevedad
de la vida. Se accede a través de la boca de la calavera, abierta para tragar a
los visitantes. Los ojos y los agujeros de la nariz son ventanas para iluminar
el pequeño interior. En ese espacio de unos veinte metros cuadrados, con
asiento corrido de piedra, fresco hasta en el más caluroso verano, el silencio
te envuelve y el tiempo parece detenerse.
Publico una foto también con una señora en la puerta, para que os
hagáis idea de su tamaño, de el de la gruta, no el de la señora. Gruta misteriosa y seguro que
terrorífica para los supersticiosos habitantes del pueblo de aquella época, pues hasta hoy impresiona entrar.
En fin, este es el paseo al que
hoy os he invitado. Espero que hayáis disfrutado de él, ahora que no creemos en
monstruos ni en misterios –creo yo- y solamente vemos el parque como la
maravillosa locura que dejó para la posteridad un loco ilustrado. Espero que el
espectro del duque Orsini haya quedado contento, que lo mismo vuelve esta noche.
Ya veremos.
Breverismos
1151) TORRE DE PISA
-Y sobre todo,
cuidado con los cimientos, que este terreno es muy blando y a ver si vamos a
tener problemas… -dijo Bonanno Pisano, el arquitecto de la Torre de Pisa, allá por el
año 1173.
3582) TORRE DE PISA
Consiguieron
enderezar la Torre
de Pisa. Lo que no consiguieron enderezar fue el turismo, pues desde entonces
ya nadie fue a verla.
5891) TESOROS
La bella iglesia
románica era considerada el tesoro del pueblo. Pero cuando corrió el rumor de
que en sus cimientos había enterrado un gran tesoro los vecinos acudieron con
picos y palas y redujeron la iglesia a escombros.
Es que hay tesoros y tesoros… –se justificó el alcalde.
Mañana atacaremos otro tema, que seguro que el de hoy os ha
gustado.
Imágenes para complementar las palabras.
ResponderEliminarhttp://www.parcodeimostri.com/entra.php?lang=it
https://www.youtube.com/watch?v=4QbqNzOUS10
Gracias Santiago: ya sabía yo que te iba a interesar el tema. Por cierto en mi viaje a la Toscana de hace 4 años visité el Jardín de los Monstruos, que es como el Congreso de Diputados pero en bonito, exótico y agradable.
EliminarUn abrazo.
Quino
Impresionante recorrido. Me había quedado traspuesta en Oriente y ahora en Occidente siento unos escalofríos…..
EliminarFíjate que cuanto más avanzabas, contrariamente a tu creencia, más creía yo en misterios y monstruos…
En fin, habría que visitar el lugar con un brazo amigo para agarrarse por si Orsini decide saludarnos in situ.
Muchas gracias. Y a Santiago con retraso por la disertación del otro día.
Un beso
Isabel
Me ha convencido tu magnífico blog, mañana mismo me compro Bomarzo, no el parque, sino el libro.
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