Si tenéis
buena memoria recordaréis que el otro día hablé de la librería más bella del
universo mundo, es decir de Lello e
Irmao, que está en la ciudad de Oporto. Y a pesar de que hay librerías
peculiares, grandes, pequeñas, extrañas y hasta alucinantes, yo me quedo con Shakespeare and Company, la librería
que fundó en 1919 mi
querida Sylvia Beach.
Sylvia Beach llegó a París desde
Estados Unidos en el año 1919 para establecerse en la ciudad. Enamorada de los
libros se decidió a abrir una librería dedicada a la literatura inglesa y
estadounidense, dada la dificultad para encontrar literatura escrita en inglés
en París. Y para que no hubiera ninguna duda acerca de sus intenciones, le puso
el nombre de Shakespeare and Company. La estadounidense abrió su librería en el
número 12 de la rue de L´Odéon, establecimiento que pronto se convertiría en un
foco de atracción cultural.
Por esta librería pasaron, entre
otros, escritores como Hemingway, Ezra
Pound, Laurence Durrell, Scott Fitzgerald, T.S.Eliot, Gertrude Stein y,
sobre todo, James Joyce.
En
esta foto está Sylvia Beach y James Joyce a la puerta de la librería.
Y en esta, ambos tomada la foto
desde interior del local.
Y si he dicho sobre todo Joyce fue
porque Sylvia en 1922, fue la primera editora de Ulisses, la novela del escritor que nadie quería publicar (por
cierto, solo conozco a dos amigos que la hayan leído, dificilita como es: Pablo Sanz y Jesús Toboso). La novela fue prohibida en Inglaterra y en Estados
Unidos, mientras que en Francia Sylvia Beach publicaba y vendía varias
ediciones. Lo mismo que del El amante de
Lady Chatterley, de D.H.Lawrence,
también prohibida en los dos países citados.
Sylvia Beach fue una adelantada, una
mujer generosa y valiente que, a aquellos clientes que no tenían dinero, les dejaba que
los leyeran en la librería mientras los invitaba a merendar, o bien se los
prestaba con la condición de que no los estropearan (vete ahora a la librería
de El Corte Inglés y diles que no tienes dinero y que a ver si…).
Pero todo terminó en 1941 con la ocupación de Paris por el
ejército nazi. La librería cerró y ya no volvió a abrir, dicen que tras las
amenazas de un oficial nazi al que la dueña se negó a venderle un ejemplar de Finnegans Wake, obra también de Joyce.
La librera fue detenida y recluida durante unos meses en la prisión de Vittel.
Tras la guerra ya no quiso reabrir su negocio.
Pero ya no es lo mismo. Ahora es una
librería con un gran encanto, pero presa de turistas que acuden llevados por
una leyenda de un icono literario sin saber, en la mayoría de los casos, que
esa no es la famosa librería, sino su colega de nombre e intenciones. Pero, en
fin, es una preciosa librería en la que te encuentras como en casa en cuanto
traspasas el umbral.
Y un detalle precioso, eso sí. En el
dintel de una puerta de paso entre dos salas hay escrita una frase de esas que
te emocionan… a los que nos emocionan:
Be
not inhospitable to strangers lest they be angels in disguise, o lo que es
lo mismo: No seáis antipáticos con los
extraños, podrían ser ángeles disfrazados (ya
sé que inhospitable se traduce por inhospitalario o poco hospitalario, pero es
más contundente la palabra antipático).
La
planta superior tiene una sala con una ventana desde donde se puede contemplar
el río y Notre Dame, a la vez que se charla de libros y se toma un te. Así que,
ahí os espero.
Breverismos
179) ULISES
James Joyce,
indignado ante las negativas críticas a su Ulisses,
decidió escribir Finnegans Wake,
para que se enteraran.
1112) ULISES
Rompió con su
amante al ver que utilizaba Ulisses,
la novela de Joyce, para calzar una mesa
que cojeaba.
4046) ESCOLARIZACIÓN
El Ministro de
Educación, crispado por las manifestaciones de profesores, declaró:
-Es un desastre,
por culpa de los profesores los niños son incapaces de comprender lo que leen,
no captan el sentido de lo escrito. Sin ir más lejos, el otro día, en un
instituto, les dimos a los alumnos el Ulisses,
de Joyce… y no entendieron ni una palabra. A mí, personalmente, lo que más me
extrañó al ojear el libro fue no encontrar el pasaje de Polifemo.
Hoy
os recomiendo la película de Woody Allen,
Media noche en París, con este estupendo cartel con el cielo pintado por Van Gogh. Es un disparatado viaje del protagonista al pasado, al
París de plena ebullición artística de principios de siglo. Y, por supuesto,
sale la librería protagonista de este blog
Y la canción navideña de hoy es… It must be Santa, de mi amigo Bob Dylan.
Bob Dylan, extrañamente sociable, canta y baila con sus amigos en una enloquecida fiesta de navidad. Calza una horrible peluca y, muy en su papel, no sonríe ni un solo minuto, porque borde el chiquillo sí que es. El vídeo me lo proporcionó el año pasado, cuando empezaba este blog, mi amigo, el poeta y escritor Juan Manuel Muñoz Aguirre. Os gustará... la canción y lo que escribe mi amigo, por supuesto
Mañana a
otra cosa, digo yo… y digo bien.
Pues si te gusta Dylan es que eres un anciano respetable.
ResponderEliminarY tu padre... qué tal de salud, querido anónimo
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