martes, 17 de diciembre de 2013

BREVERISMOS. MARTES 17 DE DICIEMBRE DE 2013

Si tenéis buena memoria recordaréis que el otro día hablé de la librería más bella del universo mundo, es decir de Lello e Irmao, que está en la ciudad de Oporto. Y a pesar de que hay librerías peculiares, grandes, pequeñas, extrañas y hasta alucinantes, yo me quedo con Shakespeare and Company, la librería que fundó en 1919 mi querida Sylvia Beach.


            Sylvia Beach llegó a París desde Estados Unidos en el año 1919 para establecerse en la ciudad. Enamorada de los libros se decidió a abrir una librería dedicada a la literatura inglesa y estadounidense, dada la dificultad para encontrar literatura escrita en inglés en París. Y para que no hubiera ninguna duda acerca de sus intenciones, le puso el nombre de Shakespeare and Company. La estadounidense abrió su librería en el número 12 de la rue de L´Odéon, establecimiento que pronto se convertiría en un foco de atracción cultural.
            Por esta librería pasaron, entre otros, escritores como Hemingway, Ezra Pound, Laurence Durrell, Scott Fitzgerald, T.S.Eliot, Gertrude Stein y, sobre todo, James Joyce.


            En esta foto está Sylvia Beach y James Joyce a la puerta de la librería.


            Y en esta, ambos tomada la foto desde interior del local.
            Y si he dicho sobre todo Joyce fue porque Sylvia en 1922, fue la primera editora de Ulisses, la novela del escritor que nadie quería publicar (por cierto, solo conozco a dos amigos que la hayan leído, dificilita como es: Pablo Sanz y Jesús Toboso). La novela fue prohibida en Inglaterra y en Estados Unidos, mientras que en Francia Sylvia Beach publicaba y vendía varias ediciones. Lo mismo que del El amante de Lady Chatterley, de D.H.Lawrence, también prohibida en los dos países citados.


            Sylvia Beach fue una adelantada, una mujer generosa y valiente que, a aquellos clientes que no tenían dinero, les dejaba que los leyeran en la librería mientras los invitaba a merendar, o bien se los prestaba con la condición de que no los estropearan (vete ahora a la librería de El Corte Inglés y diles que no tienes dinero y que a ver si…).
Pero todo terminó en 1941 con la ocupación de Paris por el ejército nazi. La librería cerró y ya no volvió a abrir, dicen que tras las amenazas de un oficial nazi al que la dueña se negó a venderle un ejemplar de Finnegans Wake, obra también de Joyce. La librera fue detenida y recluida durante unos meses en la prisión de Vittel. Tras la guerra ya no quiso reabrir su negocio.


            En 1951, Shakespeare and Company resucitó en otro local, en el 37 de la rue de la Bôucherie, a la orilla del Sena y justo enfrente de Notre Dame, de la mano del también estadounidense George Whitman con el nombre de Le Mistral, si bien a la muerte de Sylvia Beach adoptó el nombre de la antigua librería como homenaje a su fundadora. Y como tal volvió a ser lugar de encuentro de escritores de la generación beat, estadounidenses como Allen Ginsberg, William Burroughs, Henri Miller, Anaïs Nin y Jack Keruak. Y también franceses como Sartre, Breton y Simone de Beauvoir.


            Pero ya no es lo mismo. Ahora es una librería con un gran encanto, pero presa de turistas que acuden llevados por una leyenda de un icono literario sin saber, en la mayoría de los casos, que esa no es la famosa librería, sino su colega de nombre e intenciones. Pero, en fin, es una preciosa librería en la que te encuentras como en casa en cuanto traspasas el umbral.


            Y un detalle precioso, eso sí. En el dintel de una puerta de paso entre dos salas hay escrita una frase de esas que te emocionan… a los que nos emocionan:
            Be not inhospitable to strangers lest they be angels in disguise, o lo que es lo mismo: No seáis antipáticos con los extraños, podrían ser ángeles disfrazados (ya sé que inhospitable se traduce por inhospitalario o poco hospitalario, pero es más contundente la palabra antipático).
            La planta superior tiene una sala con una ventana desde donde se puede contemplar el río y Notre Dame, a la vez que se charla de libros y se toma un te. Así que, ahí os espero.

Breverismos
            
179)  ULISES     
James Joyce, indignado ante las negativas críticas a su Ulisses, decidió escribir Finnegans Wake, para que se enteraran.


1112)  ULISES      
Rompió con su amante al ver que utilizaba Ulisses, la novela de  Joyce, para calzar una mesa que cojeaba.


4046)  ESCOLARIZACIÓN
El Ministro de Educación, crispado por las manifestaciones de profesores, declaró:
-Es un desastre, por culpa de los profesores los niños son incapaces de comprender lo que leen, no captan el sentido de lo escrito. Sin ir más lejos, el otro día, en un instituto, les dimos a los alumnos el Ulisses, de Joyce… y no entendieron ni una palabra. A mí, personalmente, lo que más me extrañó al ojear el libro fue no encontrar el pasaje de Polifemo.


            Hoy os recomiendo la película de Woody Allen, Media noche en París, con este estupendo cartel con el cielo pintado por Van Gogh. Es un disparatado viaje del protagonista al pasado, al París de plena ebullición artística de principios de siglo. Y, por supuesto, sale la librería protagonista de este blog
            Y la canción navideña de hoy es… It must be Santa, de mi amigo Bob Dylan.


         Bob Dylan, extrañamente sociable, canta y baila con sus amigos en una enloquecida fiesta de navidad. Calza una horrible peluca y, muy en su papel, no sonríe ni un solo minuto, porque borde el chiquillo sí que es. El vídeo me lo proporcionó el año pasado, cuando empezaba este blog, mi amigo, el poeta y escritor Juan Manuel Muñoz Aguirre. Os gustará... la canción y lo que escribe mi amigo, por supuesto

Mañana a otra cosa, digo yo… y digo bien.
           





2 comentarios:

  1. Pues si te gusta Dylan es que eres un anciano respetable.

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  2. Y tu padre... qué tal de salud, querido anónimo

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