martes, 10 de diciembre de 2013

BREVERISMOS. MARTES 10 DE DICIEMBRE DE 2013



El viernes conocí a un hombre excepcional. Una de esas personas con la que te sientes cómodo desde el primer momento, esos tipos que a los cinco minutos de estar hablando con ellos es como si os conocierais de toda la vida. O como si hubierais estado hablando el día anterior siguiendo la conversación del día anterior o del anteanteanterior.
            Ese personaje se llama Carlos Giménez… y por sus obras los conoceréis, que dicen. Y por sus obras lo conocéis, claro está. Así que hablaré de él y de sus obras muy por encima, como solo puede hacerse de quien es muy conocido, querido y admirado, y de aquellos sobre cuya obra ya está todo dicho.



            Podía haber publicado otra foto suya, pero he pensado que esta es la que mejor justicia le hace: trabajando, dibujando sus viñetas que, a miles, han salido de sus lapiceros y pinceles, y de su imaginación. Ahí lo tenéis: inclinado sobre el tablero de dibujo, como lo ha hecho durante tantos años para disfrute suyo y nuestro. Dicen que solo los grandes dejan obra tras ellos, pues bien, Carlos ha dejado y está dejando obra repleta no solo de crítica y humanidad, que eso es indiscutible, sino, sobre todo, de gran calidad… sin renunciar ni un segundo de su vida a unos principios inamovibles, como lo son aquellos que van de la mano de la Justicia (de la de verdad, no de la de togas desteñidas y apolilladas).
            Centrado en los recuerdos de niñez y adolescencia nos pone ante los ojos la dureza de la vida en Madrid en la posguerra, en manos de la caridad de albergues del Auxilio Social, la institución franquista que daba cama y comida pero no calor y cariño, tan necesarios para un niño.


            Todo lo cuenta en Paracuellos, que es el lugar donde estaba el “hogar” Batalla del Jarama, en el que estuvo internado desde los cinco años. Allí creció, entre frío, violencia, amenazas y castigos, falta de respeto y humillaciones diarias.

          Obligado a dar gracias a Dios en las misas y rezos diarios, cantando canciones patrióticas levantando el brazo, creció Carlos tomando buena nota de lo que pasaba a su alrededor para, como todo superviviente, poder contarlo… y lo contó. De una forma tan real que levantó, cuando publicó sus historias, admiración y ampollas a partes iguales. Admiración entre quienes fueron sus compañeros y ampollas entre quienes dirigieron y trabajaron en aquella institución de caridad manipulada y mal entendida.

      Los que en sus dibujos se vieron retratados tal como fueron no lo pudieron soportar, y se parapetaron en la consabida respuesta del culpable: ¡Eso es mentira!... cuando allí estaban cientos de niños para demostrar lo contrario como testigos que sufrieron aquella falta de cariño y respeto

            Exponer ahora el currículo de Carlos Giménez: nació en Madrid en 1942, etcétera, sería absurdo, como lo es hablar de alguien sobradamente conocido. Así que solamente quiero decir que la salida de los llamados “hogares de acogida” a los catorce años supusieron la vuelta a su casa y al barrio, donde encontró todo el cariño y el calor que le fue negado durante tantos años.




            Aunque también encontraría la tristeza de los adultos, testigos y víctimas de la época siniestra de una posguerra que parecía negarse a abandonar una ciudad triste y maltrecha.


             Afortunadamente estaban los amigos, la pandilla, cuyos integrantes, todo el día en la calle, intentaban olvidar la miseria que vivían en sus hogares y su entorno refugiándose en los tebeos, en mirar a las chavalas y en contar historias escuchadas a los mayores. Y, sobre todo, a cimentar su fantasía leyendo y disfrutando las aventuras de tebeos carismáticos como El Cachorro y El Capitán Trueno.


Exponer en este blog el dilatado historial de Carlos como creador de miles de páginas inolvidables sería imposible, que para eso recomiendo consultar Internet. Así que me limito a recomendar que os hagáis con tres de sus obras carismáticas que, aunque publicadas en varios tomos, han sido reunidas después en un solo tomo por la Editorial Debolsillo, y que son: Todo Paracuellos y Todo 36-39 Malos Tiempos, con prologo de Ramiro Pinilla, otro grande, y Todo Barrio.








               

          Desde su primera historia Gringo, publicada en 1963 hasta la última, Pepe, publicada en 2012, han pasado no solo 50 años de constante y brillante actividad, sino 27 álbumes y tantos premios nacionales e internacionales que no cabrían en estas páginas, así como traducciones de sus obras a un montón de idiomas, que hasta en griego y en árabe han sido traducidos y divulgados con gran éxito.
            En fin, un gran artista y un gran tipo… nada menos.
Así que doy gracias a la Providencia por haberte conocido… y a mi primo y sin embargo amigo José Luis por habernos presentado.


Breverismos


6192)  CAMBIO DE VIDA 
Decía que aquel cuadro de Leonardo da Vinci le había cambiado la vida. Y era cierto: lo robó, lo vendió, no le detuvieron y vivió rico y feliz en resto de su vida.


6610)  GIOCONDA
Era tal la cantidad de turistas delante del cuadro de la Gioconda que el Louvre decidió poner al lado un enorme televisor con la imagen del cuadro ampliada tres veces su tamaño. El éxito fue espectacular, porque claro, dónde vas a comparar…


6721)  GIOCONDO              
El marido de la Gioconda vendió el retrato porque no la podía ver ni en pintura.

Mañana  otra cosa, que es de lo que se trata.





4 comentarios:

  1. Muchas gracias por el de hoy y por el de ayer. Estupendos.
    Un beso
    Isabel infatigable , como tú dices. No me iba a fatigar por cuatro letras, que dice aquel.

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  2. Carlos Giménez, sí señor, un grande entre los grandes. Qué suerte haberle conocido. Para mí Paracuellos es la Biblia y hasta más. Un tío grande.
    José

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  3. Lo que me sorprende es que hayas tardado tanto en sacar en tu blog al mejor dibujante de historietas de Europa, con permiso de Moebius, que es su colega ya que están los dos en el Olimpo de los dibujantes de historietas (no me gusta la palabra "comic")
    Gracias por habernos recordado que Carlos Giménez es el mejor.

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