Hace diez o doce años iba en un taxi y el
taxista, como siempre, llevaba la radio puesta. Y para sorpresa mía no escuchaba la COPE ni Intereconomía ni
ninguna de las emisoras eclesiales-fascistas del dial, sino una que emitía
música clásica y en concreto una pieza que no reconocí. Tampoco es que sea un
experto en música clásica, pero el oído ya lo tengo domesticado y cuando suena
algo conocido pues lo reconozco, aunque a veces no me dé el magín como para recordar
el título o el compositor.
Cuando terminó la música el locutor informó de que
acabábamos de escuchar parte de Peter
Grimes, una ópera de Benjamin
Britten.
Como su música me
había impactado me puse a rebuscar en el baúl de Todo-lo-que-me-interesa y me
encontré con la sorpresa añadida de que Benjamin Britten,
además de ser un gran compositor, pianista y director de orquesta inglés -que había nacido en 1913 y fallecido
en 1976- había sido un privilegiado gracias a la amistad-protección de la
familia real inglesa... y en concreto de la Reina Madre , aquella viejecita
conservada en ginebra que falleció a los 102 años.
Y
el privilegio fue que en la mojigata, hipócrita y puritana sociedad inglesa de
posguerra –pecados que acabarían a partir de la llegada de los Beatles en 1960- Britten,
homosexual militante, pudo vivir abierta y públicamente con el amor de su vida,
el tenor Peter Pears, desde que se
conocieron en 1936 hasta su muerte en 1976.
Y es que la hipocresía inglesa de
la época –por no hablar de la española o la del resto del mundo- apedreaba a
los homosexuales… pero claro, a estos no, eh, mucho cuidado, que son protegidos de la Corona.
Sobre todo
porque, como he dicho, eran especialmente queridos por la Reina Madre , la viejecita valiente,
hay que reconocerlo, que, cuando los alemanes bombardeaban Londres y toda la
real familia huyó hacia lugares más resguardados, ella se quedó en su palacio,
saliendo a la calle todos los días, tras los bombardeos, para consolar a sus
súbditos (recordad que en las monarquías somos súbditos y en las repúblicas
ciudadanos).
A pesar de
todo fue criticado y hasta despreciado por un sector de la sociedad inglesa por
dos razones: su ya comentada homosexualidad y su pacifismo declarado en plena II
Guerra Mundial, cuando la moda era ser patriota-beligerante.
Britten, en la foto con pears y la reina Madre, colaboró con el escritor W.H. Auden en el ciclo de canciones Our Hunting Fathers que posteriormente
cantaría Pears, a quien dedicó
especialmente su obra Iluminaciones,
inspiradas en los poemas de Rimbaud.
En 1942 Britten y Pears se
instalaron en Aldeburgh, un
tranquilo pueblo de la costa inglesa, en el condado de Suffolk, donde el
compositor compondría la mayor parte de su obra. Su mayor éxito fue Peter
Grimes, ópera en tres actos inspirada en un poema de George Crabbe. Esta obra marcaría el camino a seguir por la nueva
ópera inglesa. Se estrenó en 1945, dentro de los actos para festejar el final
de la II Guerra
Mundial, con Pears como protagonista y dirección del propio Britten. Y su éxito
fue absoluto.
A partir de
ahí, el éxito, el que dicen que has alcanzado cuando eres portada de la revista
Times.
O cuando te
dedican un sello, aunque en este caso la gloria suele ser póstuma… excepto en
el caso de los monarcas.
Su
reconocimiento fue tan grande que fue el primer músico en recibir un título
nobiliario, pues fue nombrado Companion
of Honour con motivo de la coronación de la reina Isabel II en 1953, además de recibir la Orden del Mérito del Reino Unido en 1965 y,
finalmente, el título de Baron Britten
de Aldeburgh.
En 1948 fundó el Festival de
Aldeburgh, inicialmente como una reunión de músicos amigos en The red House, su casa cercana a la playa. Festival que se convirtió con el paso de los años en un acontecimiento
cultural de primera magnitud.
Su mayor éxito
tras la guerra fue Réquiem de Guerra,
sobre poemas de Wilfred Owen,
composición antibelicista que denunciaba la irracionalidad de las guerras. Fue
compuesto para la reapertura de la catedral de Coventry en 1962, en plena
Guerra Fría. Para tal acto, y para dejar aún más clara su postura pacifista, Britten eligió una soprano rusa, un barítono alemán y Pears como tenor representante
inglés.
Britten falleció
en 1976. Y en su querida playa de Aldeburgh, por la que tanto paseaba, se
erigió este extraño monumento -feo como él solo- en su memoria: The Scallop (la vieira). El bronce de la escultura tiene perforadas
en su borde palabras de la ópera Peter Grimes: I hear those voices that will not be drowned (Oigo esas voces que
no serán ahogadas).
Os ofrezco un
breve fragmento de dos minutos de la ópera Peter
Grimes en la playa de Aldeburgh, con unos curiosos decorados marinos y
coros y solistas sobre barcas, con tormenta incluida y un final espectacular. Os gustará.
Breverismos
4225) COSAS
BÁSICAS
Les dijeron que
cargaran solamente con sus cosas básicas. Y el pianista, agotado, no logró
llegar a su destino.
4590) BÁLSAMO
A pesar de creer
firmemente en el poder balsámico de la música, tuvo que curar sus heridas con
bálsamo de verdad.
4874) MÚSICA COMPARADA
Con tal de no
oír a su marido se aficionó a escuchar a Beethoven… y claro, dónde vas a
comparar.
Mañana más… o ya veremos, que nunca se sabe.
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