martes, 22 de julio de 2014

BREVERISMOS. MARTES 22 DE JULIO DE 2014

Nueva York es una ciudad que da para mucho, que por eso dicen que es la Babilonia actual… lo cual es hablar por hablar ya que de la Babilonia real tampoco se tienen tantas referencias. Pero en fin, vamos allá para mostrar una de las fotografías de la ciudad que, sin aparecer en ella –solamente allá abajo, a lo lejos- es de las más conocidas.

       Esta es la fotografía citada que, seguro, todos conocéis. En todos los pies de fotos en prensa y los miles de formatos de póster en los que se ha reproducido figura como que es la del descanso de unos obreros durante la construcción del Empire State Building, ese edificio que da tanto juego también, del que hemos hablado ya en este blog y del que volveremos a hablar.
       La foto –que lleva el título de Lunch atop a skyscraper (Almuerzo en lo alto de un rascacielos)- fue tomada el 29 de septiembre de 1932 por Charles Ebbets… pero no en las obras del Empire State, sino durante las del RCA BuildingOnce obreros, a falta de mejor sitio, descansan tras el almuerzo sentados sobre una viga a la altura del piso 69 con el vacío a sus pies… sin imaginar que la escena se convertiría en un icono del siglo XX. Aunque se sospecha que la foto fue un posado de los obreros a instancias del fotógrafo, que preparó la instantánea.

       Las que sí son fotos de la construcción del Empire State Building son las que se realizaron en 1930 por encargo del periódico Washington Post, que publicó el reportaje bajo el nombre de Balancing on the Empire State (Balanceándose sobre el Empire State)


       ¡Y tan balancing! Solo con verlas se me sube el estómago a la boca.


       La Depresión llevó a muchos trabajadores a admitir trabajos de riesgo, como en este caso, aunque la mayoría de ellos eran indios Mohawk, de la reserva de Kahnawake, cercana a Montreal, que por alguna extraña razón no tenían sentido del vértigo.


      

Aunque también trabajaron inmigrantes recién llegados de Europa, sobre todo irlandeses. En las fotos aparecen trabajando en el edificio situado en la Quinta Avenida esquina a la calle 34, tan tranquilos.



       Aquí los vemos trabajando en el ensamblaje de las vigas de la estructura metálica del edificio, que subió más de 200 metros, hasta el piso 71.


       Aunque también el fotógrafo los sacó echando una cabezada… con el edificio Chrysler, de arquitectura Art Decó construido en 1928, al fondo, otro de los rascacielos míticos de la ciudad.


       Y durmiendo en sus ratos de descanso… aunque también hay sospechas de que estas últimas fotos fueran posados, es decir, preparadas a tal efecto porque no cabe en cabeza sana dormir la siesta en lugar tan peligroso e incómodo.

       En fin, ya que nos hemos dado un paseo de vértigo, ahí van los Breverismos de hoy.


Breverismos


5876)  SATI-INSATIS
Al no satisfacerle su trabajo buscó uno satisfactorio. Y al no encontrarlo optó por seguir insatisfecho… aunque tumbado todo el día pensando: que trabajen ellos.


7310)  HERRERO ERRADO
El herrero erró el golpe con la herramienta, y en lugar de darle a la herradura de hierro se lo dio en un dedo... de carne, para su desgracia.


7152)  TRABAJO     
La entrevista en el INEM fue un desastre: me dieron el trabajo.

Y ya que de Nueva York hemos hablado nada mejor que dos películas para que echemos una ojeada a la ciudad. 

Hay cientos de películas en las que Nueva York es tema y fondo, así que he elegido dos muy distintas. Una de ellas ya recomendada en este blog, pues por ella no pasan los años: Manhattan del gran Woody Allen.


       La otra película recomendada es un clásico noir (como se dice ahora) La jungla de asfalto (cuando vivía en Nueva York mi amigo Pedro Arranz, cada vez que me telefoneaba me preguntaba: ¿Qué tal por la jungla de asfalto?)
Estrenada en 1950 es obra del también grande John Houston en la que aparece, bellísima, Marilyn Monroe en uno de sus primeros papeles largos.
100% Recomendable.


 Además os ofrezco una primicia: 2 minutos de una escena de la película, con una Marilyn espléndida. Atención al final, no perdáis detalle cuando su "tío", el actor Louis Carlhen, dice lo que hubiéramos dicho todos al ver cómo salía Marilyn de la habitación: Qué portento de criatura.



Mañana a otro tema.

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