Los lectores habituales de este blog recordarán
las esculturas eróticas de los templos hindúes que publiqué hace unas cuantas
semanas. Pues bien, hoy voy a mostrar un ejemplo parecido en España, y en
concreto en Cantabria, y más en concreto aún en Cervatos, pueblo de 60 vecinos,
donde está la Colegiata
de San Juan de Cervatos (a veces llamada también de Pan Pedro).
San Juan de Cervatos es
un pequeño templo románico construido en el siglo XII, según consta en una
inscripción tallada en uno de sus muros y que nos informa que fue consagrada a
San Pedro (de ahí los dos nombres) por Marinus, obispo de Burgos, en el año 1199. El edificio es de nave
única con ábside y portada, aunque fue ampliado y reformando en siglos
posteriores. La torre es de finales del siglo XIII, y entre los siglos XIII y
XV se agregaron el baptisterio, diversas dependencias y las cubiertas.
El
interior se ajusta al estilo citado si bien con sus añadidos, pero son las
esculturas del exterior las que llaman la atención por atípicas en el románico,
en el gótico y en casi todo el arte eclesiástico posterior.
Este
es el tímpano de la portada, con un magnífico trabajo de filigrana en piedra,
de aire oriental, que nos muestra palmetas entrelazadas, elaboradas sobre tres
piezas que apoyan en un dintel con seis leones que se apoyan, a su vez, en otro
dintel que repite el dibujo de las palmetas superiores.
Pero si el observador es agudo pronto
empezará a llevarse sorpresas. El capitel de una ventana nos muestra a una
mujer casada –la toca que cubre su cabeza así lo confirma- que levanta las
piernas para enseñar su sexo.
Y se lo muestra al
hombre que está en el capitel de enfrente, el cual, ante el espectáculo, pues
eso… se echa las manos a la cabeza y muestra lo suyo, que tampoco está mal.
Generalmente, en el románico, las
imágenes más o menos eróticas se
muestran como admonitorios ejemplos de pecado y castigo del mismo. Por eso
Cervatos es la excepción, porque son escenas de sexo sin ninguna advertencia de
pecado o moraleja de por medio.
Desde el solitario que se consuela como
puede… y lo que se come no es una barra de pan, precisamente.
Hasta parejas copulando, que de ellas hay unas cuantas en
capiteles y canecillos.
Destacan los canecillos citados que
decoran en hilera lo alto de las fachadas. Figuras que siguen con el mismo tema
y en los que el erotismo, aunque a mayor altura para el observador, sigue
presente.
Podemos ver una pareja en plena
cópula, un oso que no se sabe muy bien qué pinta ahí y un hombre que mira a la
pareja y que disfruta, como demuestra su miembro enhiesto.
Y a las dos parejas que están a lo
suyo cerca de un elaborado capitel, tanto, que el alucinado león que está a su izquierda no puede dejar
de observarlos.
La teoría más acertada acerca de
esta iglesia es que, quizá, el obispo que la encargó quiso que el interior
fuera ejemplo de la sobriedad románica, para que la fe y la oración no
sufrieran distracciones. Dejando así para el exterior la representación del
pecado, como muestra de que no debe de estar en el interior de una iglesia, expulsado
de la Casa de
Dios. Pero vete tú a saber…
En fin, este ha sido nuestro breve recorrido de
hoy, para demostrar que no solo los hindúes hacían esculturas eróticas en sus
templos… aunque tenemos que reconocer que las suyas eran más explícitas y refinadas.
Os ofrezco este vídeo de 4 minutos
de la Colegiata
de Cervatos, como complemento a las fotografías expuestas. En él podréis
completar un paseo por el exterior, pero también por el interior
del templo para ver sus capiteles con motivos vegetales, geométricos y con
animales fantásticos. Motivos, como dije, muy distintos a los del exterior.
No es una maravilla pero merece la pena verlo. El fondo musical es gregoriano que, como dije en un breverismo, animado, lo que se dice animado, no es. En fin...
Breverismos
sexoeróticos
980) SEXÓLOGO TEÓRICO
-Ha sido de los
nervios, al ver la teoría en directo –declaró, después de tomar diez tazas de
tila.
1470) APETITOS
DESORDENADOS 1
Al jubilarse y
tener más tiempo libre, se dedicó a ordenar sus apetitos desordenados.
2131) VIDAS
La famosa
sexóloga que nunca había tenido un orgasmo con su marido, el famoso psicólogo
sexual, se hizo bígama por imperativos acuciantes: su marido pasó a ser el
hombre de su vida intelectual y el repartidor de butano el hombre de su vida
sexual… y todos tan contentos.
Mañana, a otra cosa, que
temas hay de sobra.
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