El 12 de diciembre de 2012, (12 del 12 del 12),
en uno de los primeros blog que comenzaron esta andadura, recomendé la lectura
de un libro del francés Pierre Michon,
uno de los raros que me entusiasma, junto a W. G. Sebald y Alessandro
Baricco.
El libro citado era Vidas minúsculas, y en él Michon contaba
la vida de ocho personajes minúsculos solo en apariencia. Así que aprovecho
para volver a recomendarlo.
Y como mi entusiasmo
lector no cesa con este autor, recomiendo hoy Señores y sirvientes, otro libro del francés con cinco relatos en
los que desmenuza, a su extraña manera, cinco vidas conocidas a través de
personajes secundarios que vuelan a su alrededor: la del cartero Roulin, pintado cinco veces por Van Gogh, Goya consumiendo
a tragos su vida, Antoine Watteau pintando
su Pierrot, el humilde Lorentino,
discípulo del gran Piero de la Francesca , para
terminar con El rey del Bosque.
Cinco vidas de pintores con su mundo a cuestas. Os lo recomiendo con toda la vehemencia
de que dispongo… aunque añadiendo que es un libro extraño.
Breverismos
269)
FRONTERA
Alteró la
realidad con tanta habilidad que llegó un momento que no sabía de que lado de
la frontera estaba.
556) LO QUE TIENES
QUE HACER
Le dijeron
tantas veces lo que tenía que hacer que lo hizo… y esa fue su perdición.
577) INCOMPRENSIBLE
La noticia era
tan incomprensible que resultó ser cierta.
Quiero
añadir ahora dos apuntes al blog de ayer, dos historias que quizá no sean tan
conocidas, ocurridas alrededor de Cien
años de soledad.
La
primera fue que, una vez terminado el original de la novela, a primeros de
septiembre de 1966, García Márquez y
Mercedes Barcha, su esposa, fueron a
la central de Correos para enviarla a Francisco
Porrúa, el editor que se había comprometido a editarla. El envío costaba 80
pesos… y solamente tenía 50, así que dividieron los 590 folios en dos montones
y enviaron solo la primera mitad de la novela. Después volvieron a casa y
decidieron empeñar lo que ellos llamaban “las tres últimas posiciones
militares”, que era lo único que quedaba después de empeñarlo todo: un secador
de pelo, la batidora y un calentador. Y volvieron a Correos para enviar la
segunda mitad de la que se convertiría en la novela más vendida del siglo XX.
La
segunda historia fue que el editor le había encargado la portada de Cien años
de soledad al pintor Vicente Rojo,
pero no llegó a tiempo, así que el editor improvisó una con un galeón en medio
de una selva. Esta es la portada verdadera de la primera edición de 8.000
ejemplares.
Después,
la segunda edición se publicó ya con la portada de Vicente Rojo, que es con la
que llegó a España y a nuestras manos. Una portada espléndida en blanco y azul
y con letras giradas, suficiente para explicar el contenido de la novela.
Ayer prometí que el blog
de hoy sería más breve… y breve ha sido, que tampoco quiero cansaros con
excesiva lectura.
Mañana ya veremos.
En algo nos parecemos dije yo cuando Gabo confesó dos de los miedos, -pavores- de su vida: viajar en avión y subir a una tarima a decir un discurso. En el IV Congreso de la Lengua en Cartagena de Indias, allá en el 2007 se celebraron los 40 años de la publicación de Cien Años de Soledad con una edición conmemorativa de un millón de ejemplares, y quién mejor que el mismo Gabo para contarnos parte de la historia del partos de este libro. Son solo 15 minutos que quedaran para la historia.( http://youtu.be/VaC9yIgFQ38)
ResponderEliminarGracias de nuevo Gabo, Quino y todos los que leyeron aquella primera edición, y los que sigan. Un abrazo desde este Caribe macondiano...
Que alegría recibir carta del Caribe lejano en la distancia pero cercano gracias al ciberespacio que no es espacio ni es nada ante el empuje de la técnica. Desde esta noche, calculando el cambio de hora, miraré hacie suroeste para contemplar las estrellas que brillan sobre Macondo.
ResponderEliminarUn abrazo caribeño, que es mucho más abrazo.
Quino