En Galicia dicen que no creen en las brujas,
pero que haberlas haylas. Y debe de ser cierto cuando en la cultura popular y
en el arte es una figura, la bruja, motivo de leyenda, cuentos de abuelos y
superstición. Todo esto viene a cuento de la película del excesivo e
histriónico Alex de la Iglesia y su película Las brujas de Zugarramundi, que no
pienso ver pues me cansé de los excesos visuales del director. Pero como quizá
alguno de vosotros no sepa el origen del nombre de la película, pues aquí está
el tío Quino para contároslo. Allá va.
Zugarramundi
es una población situada en el Pirineo navarro, a pocos kilómetros de la
frontera francesa. Contaba con apenas 250 vecinos y una imponente cueva. El
pueblo perdió su tranquilidad y apareció en el mapa de España en el siglo XVII
a raíz del juicio que llevó a cabo la Inquisición contra cincuenta de sus vecinos
acusados de practicar brujería en la
citada cueva. Desde entonces se la conoce como Sorginen Leizea, en euskera, o Cueva de las Brujas.
La
cueva, excavada por el arroyo Orabidea y con capacidad para alojar a un gran
número de personas, no tiene pinturas rupestres ni estalactitas que la hagan
atractiva, pero sí el encanto del misterio que la envuelve desde el siglo
citado.
En el año 1610 una vecina
contó al cura del pueblo que había visto en sueños cómo una veintena de vecinos
participaban en un aquelarre en la cueva. El tribunal de la Inquisición de Logroño se hizo cargo del caso y
arrestó a 50 vecinos para celebrar un Auto de Fe el 7 y 8 de noviembre de 1610.
La mayoría de los
detenidos murió en la cárcel, pero 11 mujeres fueron quemadas en la hoguera
inquisitorial, 6 fueron quemadas vivas y otras 5 en efigie, es decir, quemaron
cinco imágenes suyas ya que habían muerto en la cárcel durante su detención… ya
que la Inquisición no perdonaba a quien consideraba
culpable ni después de muerto. Desde entonces la leyenda ha agrandado la
historia hasta convertirla en parangón de la cultura popular navarra y, por qué
no decirlo, en atracción turística de un pueblo sin ningún atractivo especial.
La repercusión
de lo ocurrido en Zugarramundi caló hondo en la cultura popular, predispuesta a
misterios y hechos sobrenaturales. Y aunque el arte recogió infinidad de temas
sobre brujería en sus obras en toda Europa, he decidido mostrar solamente los
ejemplos que nos ofrece Francisco de
Goya, el pintor referente de la citada cultura popular.
Este cuadro de
Goya, que lleva el nombre de Aquelarre y
que se conserva en el Museo Lázaro
Galdeano de Madrid, presenta la figura del macho cabrío, o lo que es lo
mismo, del Diablo que, rodeado de brujas recibe de manos de dos de ellas la
ofrenda de dos niños.
El tema, por
atractivo, lo repite Goya en su serie de grabados Los Caprichos, que son una sátira de la sociedad española,
especialmente contra la aristocracia ignorante y el clero cerril de finales del
siglo XVIII, si bien añade este tema tan popular. En este grabado vemos dos
brujas volando en su escoba, pues desde antiguo y en toda Europa la tradición
aseguraba que era el vehículo preferido por estas mujeres... y también por el insoportable Harry Potter.
Los Caprichos
es una colección de 80 grabados. La primera mitad son los críticos y satíricos
y las segunda mitad los fantásticos.
Se editaron en
1799, si bien al perder el poder Godoy y
los llamados ilustrados, Goya retiró de su venta la colección por temor a la Inquisición , que ya lo tenía en su punto de mira
desde el escándalo causado por La Maja
Desnuda.
En 1803, para
salvar los Caprichos de la amenaza de la siempre vigilante Iglesia, los donó al
rey para la Calcografía Nacional …
que así se salvaron de la destrucción.
Los temas de
superstición y representación de brujas comienzan a partir del grabado nº 43.
Según los expertos Goya grabó los aguafuertes dedicados a las brujas
impresionado por las noticias recibidas del Auto de Fe de Logroño de 1610, del
que se seguía hablando y escribiendo a pesar de los 190 años transcurridos.
El tema de la
brujería se trató tanto en la literatura como en los cuentos populares y en el
arte de toda Europa, especialmente en Inglaterra, Francia y Alemania. En fin,
espero haber aclarado el tema para aquellos que no lo conocieran… que tampoco
me quiero extender más.
Breverismos brujeriles
3694) TRANCE
La bruja, ya que
estaba en trance, aprovechó para echar una buena cabezada.
4906) MAPA ADIVINO
Con el mapa
genético que les pedía previamente, a la bruja le era muy fácil adivinar el
futuro de sus clientes.
7067) BRUJA PREVISORA
La bruja de Zugarramuni, previsora,
se echó un novio bombero.
Como final brujeril os ofrezco un
cuento infantil del gran Roald Dahl
titulado, precisamente Las Brujas.
Brujas modernas y divertidas, torpes, buenas y malas, malísimas y hasta encantadoras en esta
divertida historia.
Y termino con
el cartel de la citada Las brujas de
Zugarramundi, para que don Alex no proteste.
Mañana ya veremos.
Ay qué semanita! Una se despista y se le llena la casa de gente…Vincent empujando con una mano al cartero y en la otra su propia oreja. Las Parcas al olor de la sangre ya se sabe, van que vuelan aunque ni la mitad de rápido que las brujas cuando ambas especies compiten.
ResponderEliminarEl hombre elefante al ver el panorama exclamó: ¿quién dijo miedo?...Total, hasta llegar a la sonrisa de Smiley, que por cierto su diseñador la llevaría en una chapa porque lo que es en la cara…El tal Milton Glaser remató la faena ¿esa cara no es la del señor Burns de los Simpson?
Bueno, pero las brujas, ay, es que me ponen, igual es por similitud. Que según leía me miraba en el espejo y claro… que suerte haber nacido en este siglo y poder llevar estos pelos sin que me queme nadie.
Vaya pozo de conocimientos…si en los coles enseñaran la mitad, España y parte del extranjero serían muy diferentes.
Un beso grande
Isabel
Tienes unas y unos cuantos embrujados con este blog. Yo por si acaso solo uso la aspiradora...
ResponderEliminar¡Qué alegre alegría! Isabel, querida mía, creí que me habías abandonado cuan chapa de Smiley oxidada. Está visto que no puedo pasar sin tus agudos comentarios, que eres la salsa de este blog que hace lo que puede para alimentar a su clientela. Y qué alegría recibir noticias de allende el proceloso mar Atlántico -o Pacífico, depende por el lado que vayas- de la tecla de mi querido Reinaldo al que quiero con amor hetero, pero igual de inflamable que el de Isabel.
ResponderEliminarEn fin, queridos dos, que gracias por vuestra presencia aunque sea en esencia, que algo es algo. Abrazos mil desde lo alto de la Torre Eiffel.
Ya sabéis que se os quiere.
Quino
Hombre de escasa fe. Creí que, creí que.....
ResponderEliminarInflamable...???? Me parto
Un beso
Isabel