BRAVERISMOS. MIÉRCOLES 11 DE JUNIO DE 2014

Hoy voy a contar la historia de la Biblioteca de Sarajevo, la Vijecnica, la historia de su destrucción y de su posterior restauración.

       Durante la guerra de Bosnia, el asedio a la ciudad de Sarajevo ha pasado a la historia de la guerra moderna como el más prolongado sobre una ciudad. Desde el 5 de abril de 1992 hasta el 29 de febrero de 1996 los habitantes de la ciudad sufrieron el bombardeo sistemático, desde las colinas cercanas, por parte del ejército serbio.

       Durante el cerco murieron 12.000 personas y más de 50.000 resultaron heridas mientras que la ONU, inoperante ante los grandes conflictos, como siempre, se limitaba a enviar testimoniales Cascos Azules. Y dentro de la desgracia que supone la pérdida de vidas humanas el mundo se enteró de la destrucción deliberada –pues bien podría haberse evitado- de la famosa y antigua biblioteca de la ciudad: la Vijecnica.

       Este es el edificio que alberga la Vijecnica, con su arquitectura mezcla de estilos árabe y oriental… y con un cierto aire a plaza de toros española. Así era antes de su destrucción y así es ahora gracias a su reconstrucción.

       El 24 de agosto de 1992 los atacantes serbios dejaron caer su carga de bombas de fósforo sobre el edificio, destruyendo una de las instituciones más emblemáticas de Yugoslavia, la biblioteca que los habitantes de la ciudad pensaron, en su inocencia, que el enemigo respetaría.

Pero la realidad se impuso y la biblioteca fue destruida.

       La biblioteca atesoraba incunables, manuscritos de la época otomana, rarezas bibliográficas de toda Europa y  ejemplares únicos que, en su mayoría, quedaron reducidos a cenizas.

Se perdieron 700 manuscritos e incunables, 155.000 rarezas bibliográficas y más de dos millones de libros, herencia cultural del país. Durante el incendio, muchos habitantes de la ciudad salieron de sus refugios para tratar de apagar el incendio y salvar la mayor cantidad posible de libros, con el peligro añadido de los francotiradores y las bombas que caían.

       El magnífico patio central, con sus balaustradas y su claraboya fue totalmente destruido, como se puede ver en la imagen bajo este texto.

       Al llegar al fin la paz tras el largo asedio, o al menos pacificada la zona de Sarajevo, intelectuales y artistas se volcaron en promover la restauración del que había sido el emblema cultural de Yugoslavia. Voy a destacar solamente los emocionantes conciertos que dio, en el centro mismo de la biblioteca destruida, el violonchelista Vedran Smajlovic, imagen y música que dieron la vuelta al mundo como símbolo de la paz recuperada en la ciudad.

       El violonchelista formaba parte de la orquesta de Sarajevo antes de que la guerra la disolviera. Y fue testigo de una masacre, cuando una bomba cayó sobre las personas que hacían cola ante una panadería, matando a 22 de ellas. 

   Así, el día 22 de cada mes, como homenaje a esas víctimas, tocó con su violonchelo en las ruinas de la biblioteca. Y eligió el Adagio, de Albinoni, como himno de paz, como aldabonazo contra la barbarie. No he encontrado la versión de nuestro violonchelista, así que os ofrezco la que me a parecido más adecuada.

       Parte de la historia de este violonchelista y su concierto aparece en la novela titulada El violonchelista de Sarajevo que, a pesar de no haber leído, la recomiendo como apoyo al tema de hoy.

Tras años de abandono a causa de la guerra de los Balcanes y la dura posguerra, contribuciones de gran parte de los países de Europa –las más generosas las de España y Austria- más los 8 millones de euros que aportó la Comunidad Europea, la biblioteca volvió a abrir sus puertas en 2010, tras 18 años de abandono y obras. Y ahí está, espléndida, para vergüenza de sus destructores y alegría de los ciudadanos de Sarajevo.

 

También recomiendo la película de Theo Angelopoulos titulada La mirada de Ulises, obra maestra estrenada en 1995 que refleja la situación a la que llegó el separatismo que desmembró la antigua Yugoslavia. 

Breverismos

55) PAZ Y SILENCIO

Solamente encontraba la paz en el silencio de las pequeñas iglesias de pueblo… él, que tantas catedrales quemó en la pasada y no olvidada guerra.

292)   GUERRA POBRE

La guerra entre los dos países pobres los empobreció aún más, pero eso sí: los enriqueció de fervor patriótico.

 405)  ESTATUA ECUESTRE      

El valiente general, héroe de mil batallas, acabó convertido en estatua de bronce sobre un pedestal… y cagado por mil palomas.

Nota: Dudaba si añadir esta información o no, así que, al final, me he decidido: terminada la guerra los responsables del criminal asedio a la ciudad de Sarajevo fueron apresados y juzgados por crímenes contra la Humanidad. El general serbio Stanislav Galic fue condenado a cadena perpetua, mientras que el general serbio Dragomic Milosevic, atrapado en 2007, fue condenado 33 años de cárcel.

Los ultranacionalistas serbios, veían Sarajevo como una colmena de bosnios musulmanes y croatas católicos: piojos a eliminar, como decían en sus proclamas.

Con un agravante añadido: el hombre que ordenó la destrucción de la biblioteca fue Nikola Koljevic, un profesor universitario de Literatura, especialista en Shakespeare, que, a su vez, era el segundo de Radovan Karadzic, psiquiatra y amante de la poesía… pero amantes ambos también de la idea de la Gran Serbia.

Tras la guerra Koljevic se suicidó, mientras que Karadzic se escondió hasta que fue capturado en 2008.  Acusado de genocidio y crímenes contra la Humanidad por el tribunal de la Haya, bajo cuya custodia aún se encuentra.

Mañana publicaré… no sé, ya veremos.