Se sabe todo sobre la
embestida de dos aviones contra las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de
septiembre de 2001. Pero quizá no tantos estén enterados de que a las 9:49
horas del sábado 28 de julio de 1945, un bombardero B-25 Mitchell de la
Fuerza Aérea estadounidense, bautizado con el nombre de “Old
John Feather Merchant”, impactó contra la fachada norte del Empire
State Building, en plena Quinta Avenida de Nueva York.
El avión se dirigía
hacia el aeropuerto militar de Newark y el piloto, el teniente coronel William F. Smith, condecorado veterano
de la guerra en Europa que apenas hacía un mes que había regresado a los
Estados Unidos, se desorientó a causa de las malas condiciones climatológicas,
sobre todo por la niebla que cubría la ciudad.
Los
neoyorquinos vieron extrañados cómo el avión volaba sobre Manhattan apenas a 150 metros de altura, sobre
la Quinta Avenida.
Al darse cuenta de su error el piloto intentó elevar el aparato, demasiado
tarde para sus 10 toneladas de peso y los 370 kilómetros por
hora de velocidad a que se desplazaba. El impacto se produjo entre los pisos 78
y 79, tras el cual un incendio devastó las dos plantas y afectó a los pisos
superiores a causa del combustible que portaba el avión, y al hecho de haber
afectado a la instalación de gas del edificio. El avión produjo en la fachada
un agujero de 6 por 7
metros y arrasó por completo las dos citadas plantas.
Al ser un sábado de verano en el
edificio solamente había 1.500 personas, de las 15.000 que habitualmente
residían y trabajaban en él. En el accidente murieron 14 personas, los tres
miembros de la tripulación y once personas que estaban en el edificio. Y hubo
24 heridos de distinta gravedad.
Los restos del avión sa lieron
despedidos, regando de chatarra la calle y cuatro manzanas de edificios a su
alrededor. Uno de los motores y el tren de aterrizaje atravesó las plantas
afectadas y cayó por la fachada opuesta, llegando a la manzana siguiente e incendiando
el ático del vecino Edificio Waldorf.
Otro de los motores, de 1.800
kilos de peso, cayó por el hueco de uno de los ascensores dejando un reguero de
fuego a su paso. Otros restos llegaron al vestíbulo de entrada, también a
través del hueco de los ascensores. Una ascensorista, Betty Lou Oliver, sobrevivió cuando su ascensor se desplomó desde
la planta 75, en la que se encontraba, hasta el sótano. Sobrevivió con graves
heridas, pasando a convertirse en Record
Guinnes de una persona en sobrevivir a una caída desde semejante altura.
Las personas que estaban
trabajando en las plantas superiores y 60 visitantes que estaban en el
observatorio de la planta 86 fueron rescatados ilesos, aunque con un susto que
no olvidarían en su vida.
A pesar de la gravedad del
accidente los bomberos consiguieron sofocar el incendio en apenas una hora. Las
oficinas que estaban en los pisos inferiores al impacto volvieron a su
actividad el lunes siguiente. Y la parte afectada del edificio volvió a estar
operativa a los tres meses.
A partir del
accidente del Empire State Building se empezaron a diseñar medidas especiales
de construcción contra impactos. Aunque con lo ocurrido en las Torres Gemelas,
casi sesenta años después, es de pensar que no debieron llevarse a cabo, como
inicialmente se proyectó.
Os ofrezco estos dos vídeos sobre el suceso. El primero, de 3 minutos, empieza con escasa calidad pero mejora a los diez segundos. El segundo, apenas dura un minuto, pero contiene imágenes distintas al anterior. Ambos ofrecen imágenes de los
momentos posteriores al accidente, con el trabajo de los bomberos.
Breverismos bomberiles
965) ALMAS
COMPLEMENTARIAS
De tanto apagar sus ardores y sus
fuegos, el Bombero se enamoró de la Pirómana.
-Se necesitan, son almas
complementarias –afirmó el psicólogo.
1309) INFLAMADO DE
AMOR
El bombero se
inflamó de amor al leer la encendida carta de su novia. Afortunadamente, sus
compañeros estaban cerca y sólo se le chamuscaron los flecos del deseo.
5804) HUMOS BAJADOS
-A ver si así se
le bajan los humos –dijeron del bombero.
Y lo enviaron a apagar el incendio más
peligroso.
Mañana otro tema menos
incendiario.
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