lunes, 23 de septiembre de 2013

BREVERISMOS. 23 DE SEPTIEMBRE DE 2013

Resulta que ya estamos en otoño, lo que quiere decir, pienso, agudo yo, que ya ha pasado el verano con todo lo que significa y nos adentramos en la época del viento y la lluvia y el frío.



Hoy, voy a desrrecomendar dos libros leídos este verano. Sí, he escrito des-rre-co-men-dar: es decir no recomendar lo ya recomendado, o dar marcha atrás. Y lo hago porque de uno de ellos, movido por el buen recuerdo que tenía del autor, lo recomendé sin haberlo leído, engañado por la crítica y la publicidad, que mirad si seré burro, que siempre pico.
     Un libro que desrrecomiendo es el titulado Las lágrimas de San Lorenzo, de Julio Llamazares .Movido por el recuerdo de un libro suyo que me impresionó hace ya algunos años, La Lluvia amarilla, y que sí que recomendé con pasión en este blog, compré y leí este... para mi decepción.


No sé quien dijo que un escritor, cuando no tiene nada que decir escribe sobre sí mismo: infancia, adolescencia, juventud... Y eso es lo que ha hecho Llamazares: contarnos lo bien que se lo pasó en Ibiza cuando era joven y follaba con sus amigas y fumaba porros contemplando las estrellas... que todo eso está muy bien, pero, por favor, déjame en paz con batallas pasadas. Y no quiero seguir porque estoy indignado.


La segunda indignación me la provoca La verdad sobre el caso de Harry Quebert, de Jöel Dicker, un desconocido escritor suizo de 28 años que me lo venden como un genio. Es el llamado libro del verano, del año, del quinquenio, del siglo... que así me lo ha vendido la publicidad. Y ha resultado ser un novelón de más de 700 páginas al que le sobran 200, para leer en la piscina, como dice mi amiga Merche. ¡Ya está bien, señores editores! No me vendan la moto como si fuera una maravilla cuando es, simplemente, una novela astutamente escrita, es decir con su misterio al final de cada capítulo para incitarte a leer el siguiente (el truco del almendruco) y con clara intención de best-seller y película a la vista... pero nada más.

Breverismos

1209)  CUENTOS RESPETUOSOS
-He escrito estos cuentos respetando la fantasía infantil, su delicadeza y su potencial inteligencia –dijo el autor, en la presentación del libro.
No vendió ni uno… bueno, uno sí: un niño compró un ejemplar para calzar su PlayStation que cojeaba.


1225)  ESTRABON Y SUS TONTERÍAS
-Cuenta el historiador griego Estrabon, que durante la dominación romana, en la Península Ibérica una ardilla podía recorrerla de norte a sur y de este a oeste saltando de árbol a árbol. Bueno, cuenta ésta y otras barbaridades, por eso he dejado de leerlo –dijo el constructor que pagaba al pirómano para que quemara el monte.  Y el pirómano añadió: -Si es lo que digo yo: los libros no dicen más que  tonterías.


1317)  APLAUSOS ENTUSIASMADOS
El público asistente a la conferencia aplaudió entusiasmado, a pesar de no haber entendido ni una palabra… entre otras cosas porque el conferenciante era un escritor moldavo hablando en moldavo… y además porque los auriculares de la traducción simultánea no funcionaban (y cada uno pensó que a lo mejor el único que no funcionaba era el suyo).

Y como despedida la canción inglesa Pompa y circunstancia, de sir Edward Elgar con la que despedía a sus últimos clientes el bar de copas El Sol allá por la prehistoria. Que conste que no es un homenaje a la familia real inglesa -lo digo por las imágenes- nada más lejos de mi intención. Pero es que con esta marcha los camareros nos echaban a patadas -a las cinco de la mañana- a Almodovar, McNamara y a un servidor de ustedes, por ese orden... pasaditos de gin-tonics


Son 4 minutos que merece la pena oigáis hasta el final, pues espectacular final es.

Mañana a otra cosa, que me llaman el royo que no cesa.



4 comentarios:

  1. Mucho lo tuyo de la Pompa y la Circunstancia, que de eso tiene mucho la realeza... hasta que la pompa explote y la circunstancia les sea desfavorable.
    Quino, te tenía abandonado pero es que he estado en Ibiza haciendo lo que hacía Llamazares hace muchos años, que se sigue haciendo y yo creo que más, pero qué bien, verdad.
    Tu seguidora Marinieves y yo, que somos compañeros de insti, ahora, en un hueco entre clase y clase te leemos y te escribimos, para que no digas. Y a pesar de que no te escribo mucho te leo todo lo que puedo.
    Un abrazo pomposo y circunstancial.
    Pedro

    ResponderEliminar
  2. Pues como dice Pedro mucho lo tuyo, Quino, que ya sabes que te queremos y seguimos, o viceversa. Y te escribo aprovechando el mismo ordenador. Yo no he estado en Ibiza este verano y, por lo tanto he tenido unas vacaciones muy tranquilas, que una ya no está para tantos trotes, aunque aún, cuando me pongo no hay quien me frene... En fin, como tú dices. Este otoño-invierno procuraré entrar más a menudo, pero que sepas que te leo con alegría. Y muy bueno lo del royo que no cesa, que le encantaría a nuestro amigo Miguel Hernández, estoy segura.

    ResponderEliminar
  3. Ya hemos vuelto. Hemos venido en el mismo momento que el otoño, tan ricamente, sin viento, ni lluvia ni frío, apacibles los tres.
    Veníamos de incógnito, igual que el otoño de este año. Pero…. todos tenemos en nuestra vida experiencias dignas de ser recordadas para siempre y otras mecedoras del más completo olvido para nunca.
    La experiencia de hoy realmente no sé dónde encuadrarla. Nosotros tres intentando pasar desapercibidos (difícil, dada nuestra galanura) y ELLAS allí… del bajo al séptimo las chicas de mi comunidad. Preciosas no, lo siguiente, exultantes, reinas moras de la morería más moruna y portando todas las pancartas que puedan caber en el aeropuerto de la Comunidad de Madrid, esperando a la del sexto, es decir yo, a su amor, es decir, él y al ilustre D. Antonio, el de siempre. Y ya de paso al otoño, que también venía bastante guapo. La han liado, como siempre…la Guardia Civil, policía, Samur…todos allí, incluso me ha parecido oír un fru-frú de sotana de moiré, (aquí va de regalo un guiño de ojo, pillín)
    Usa la imaginación porque yo estoy agotada con el viaje y las emociones como para narrarlo, que además necesitaría un blog propio y entero y verdadero y no me veo capaz. PERO… Mi casa otra vez en todo su esplendor.
    Te escribo para darte la buena nueva y también porque me has dejado un pelín preocupada. Mira que te llamamos cosas raras, pero lo de hoy, ¿quién te llama a ti “royo que no cesa”, Quinito de mis entretelas?
    Porque ni con “y” ni con “ll” es muy bueno. Si eres de por arriba a la izquierda del mapa, te están diciendo que eres un rubio mal cocido y no fruta madura, o sea como que te falta un hervor, “Quino es un royo que no cesa”.
    Pero si “Quino es un rollo que no cesa”, pues para empezar eres un cilindro que puede rodar como un canto rodado, pesado como un plomo, que intenta ligar con una conversación larga y aburrida, o sea que te has pasado de cocción.
    Puffff, que no es por amargarte la noche, pero no sé con cuál tienes más opciones.
    Pero por qué, alma errante te dicen eso, con el buen rollo que tú tienes. No soy profe de Lengua, que ya pensaríais que …
    Mil besos
    Isabel

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Respondo aquí a los tres -3 en 1- a mis desaparecidos pero afortunadamente vueltos al redil cibernético Maria Nieves y Pedro y a ti, querida Isabel, que por lo menos ya sé de ti que no eres profe de Lengua, que lo tuyo es golpear con pasión reconcentrada la tecla. Pues con toda pompa y circunstancia puedo decir que no soy ni royo ni rollo, pero de quedarme con alguno me quedo con el de Miguel Hernandez.
      Hay un chiste feminista que dice: ¿En qué se parecen los hombres a un restaurante chino? Respuesta: Pues que empiezan como un rollito de primavera y acaban como un cerdo agridulce. Pero ya sabemos que las feministas recalcitarntes son muy suyas.
      Bienvenidos los tres y abrazos múltiples y apretados... a pesar del calor de este verano que parece que se resiste a abandonarnos, como a mí me abandonó -por lejanía geográfica- mi amiga la esquimala del igloo de al lado. En fin...
      Quino

      Eliminar