BREVERISMOS. VIERNES 20 DE SEPTIEMBRE DE 2013

-¿Anticlerical yo?

     -¡Sí, tú!

     -¿Yo? -repetí señalándome con el dedo índice.

     -A ver si lo vas a negar ahora, que por la boca muere el pez -dijo a su vez, señalándome él.

     -¿Me esta usted llamando besugo, señor Torquemada?

    -Te estoy llamando amoral y mentiroso. A quien se le ocurre decir que Santa Teresa de Jesús...

     -¿Se refiere a Tere?

     -¿Cómo?

     -Bueno, es que después de tanta visita ya hay una confianza. Que buena mañana hace, ¿verdad?

     -No cambies de conversación o te relajo con todo el peso del brazo de la ley divina.

     -Pues mire, ya puestos, prefiero la ley humana... y que me lleven a la cárcel con Bárcenas, que a lo mejor pillo algo de rebote.

     

     -Fray Tomás de Torquemada, relaje el gesto, que mire usted como le ha sacado el photomatón.

     -Venga, llevaos a este desgarramantas y que le den matute.

     Oye, que angustia, me desperté empapado de sudor y temblando de miedo, que no paro de apariciones religiosas, que debe ser castigo de Dios, como dice mi tía Hortensia.

     

Menos mal que he quedado para desayunar con Cioran, mi filósofo más animado (imaginaos cómo serán los demás), a ver qué dice al respecto. 

Al entrar en la cafetería me encontré a mi amigo Cioran en compañía de otro señor más joven, pero también de gesto adusto, muy animados ellos en filosófica charla. Así que me acerqué, saludé y mi amigo preguntó: ¿conoces a Kierkegaard?

Y yo, como no le conocía, pues dije que no, claro. El citado, tras estrechar mi mano, me alargó un papelito. Y creyendo que era su tarjeta lo leí y me encontré con esto: 

Estuve a punto de decir: ¡¡La gallina!! pero como no tenía la confianza que con Santa Teresa me callé, por si acaso, que los filósofos son muy suyos. Y no había hecho más que estrechar su mano cuando entró en la cafetería Schopenhauer, así, sujetándose la cabeza, que le pesaba tanto al tenerla repleta de pensamientos y conclusiones filosóficas. Y detrás de él Heidegger. Así que exclamé: ¡Cielos, los que faltaban!

Oye, y de pronto, los cuatro filósofos empezaron primero a hablar, después a argumentar, luego a filosofar -como es obvio- después a discutir... y acabaron a puñetazos, que ni los camareros podían separarlos. Así que me despedí del dueño de la cafetería -a los filósofos no había quien se acercara- pretextando haber quedado con la sobrina del cura de mi pueblo, sí, ya sabéis, esa que el mes pasado había sido sobrina mía. Y salí corriendo. 

Y tan deprisa salía que me tropecé en la puerta con Mariano Rajoy... ¡qué mañana,!¡qué susto! que no sé que será peor... en fin, dejémoslo, que mi sobrina me espera. Es muy buena chica y, sobre todo, muy hacendosa... sí, la de la foto de ayer.

Breverismos filosóficos

913)  SUPERIORIDADES            

La superioridad ética, moral e intelectual del filósofo se estrelló contra la superioridad económica del banquero, cuando fue a pedirle un préstamo hipotecario.

1126)  ESGRIMIR ARGUMENTOS  

El filósofo esgrimió sus argumentos con todos sus recursos dialécticos… y con un bate de beisbol, por si fallaba la palabrería.

3157)  PLAYA BRASILEÑA  

Por más que lo intentó, el filósofo no lograba concentrarse en la lectura de las Obras Completas de Kierkegaard, quizá porque las estaba leyendo en la playa de Copacabana, ante el equipo femenino de voley-playa que efectuaba sus entrenamientos.

En fin, el lunes más, que el fin de semana está a la vuelta de la esquina.