¡Ah, el amor! Ese tema al que siempre vuelvo con renovadas fuerzas… Así, el blog de hoy tratará del amor, esa enajenación del cerebro y el ánimo que tan bien nos describió Shakespeare en su Romeo y Julieta, en la historia de los dos adolescentes y en su denodada e inútil lucha para convencer a montescos y capuletos de su amor.

 Y hoy, por supuesto, los Breverismos versarán sobre el amor, sus misterios y sus previsibles reacciones y consecuencias.

Breverismos

222)  ANTES DE PARTIR

Un minuto antes de morir volvió a ver a su amante. Allí estaba, después de tantos años, a los pies de la cama, desnuda, sonriente, joven, sin que el tiempo hubiera pasado sobre ella, diciéndole adiós con la mano como hacen los que, desde el andén, se despiden del que parte en tren. Así, feliz, el anciano cerró sus ojos para siempre con la imagen de lo mejor que le había pasado en la vida.

569) DECISIÓN IRREVOCABLE

Se despidió, furiosa, de su amante, arrojándole a la cara sus palabras como quien tira una piedra:

-He tomado una decisión irrevocable...Se acabó, estoy harta de ti. Adiós, esto no tiene arreglo, nunca más volveré a verte. 

Pero él, al día siguiente, olvidado ya el portazo que estremeció la casa, lavó su cuerpo con esmero, empapó de colonia su piel, se vistió con su mejor ropa,  preparó  la  cena  y  puso  la  mesa mientras en el tocadiscos sonaba la música que a ella tanto le gustaba, matizó la intensidad de la luz, colocó flores rojas en un jarrón, encendió las velas y llenó las copas con vino blanco frío al comprobar que en el reloj eran casi las diez de la noche, la hora en que ella, siempre puntual, llegaba. Faltaba sólo un minuto, treinta segundos, diez, tres, dos, uno... Y la puerta se abrió anunciando que ella entraba en casa con un brillo de alegría en sus ojos, que decían: Aquí no ha pasado nada.

1549)  AMOR FRÁGIL

Les dijeron que el amor era frágil como el cristal, y que había que cuidarlo para que no se rompiera. Pero brindaron con tanta alegría que las copas -llenas hasta el borde de vino blanco frío- estallaron en sus manos como un mal presagio que ellos, esa misma noche y en la cama, se apresuraron a desmentir haciendo el amor hasta el amanecer… demostrando así que no siempre los augurios dicen la verdad.

Recomendación de hoy:

Como no podía ser menos hoy recomiendo una gran novela de amor, sacada a la luz gracias a una gran película. Textos sobre este tema hay muchos y la elección ha sido difícil, pero en fin, he elegido esta novela y esta película que os recomiendo.

La novela se titula La edad de la inocencia y fue escrita por Edith Wharton, una mujer estadounidense nada convencional que vivió en una época tremendamente convencional y puritana. La acción transcurre en la alta sociedad del Nueva York de 1870. Publicada en 1920 fue galardonada con el Premio Pulitzer.

La vida de su autora bien podría dar juego para otra novela: en 1885, a los 23 años, se casó con un hombre doce años mayor que ella de quien se divorció en 1913 a causa de sus continuas infidelidades. Durante algunos años fue la amante de un periodista bisexual que alternaba su relación con la escritora con la de otros hombres. La escritora se descubrió a su vez como bisexual y mantuvo un largo idilio con la cantante de ópera Camila Chabbert y relaciones esporádicas con la poetisa Mercedes de Acosta  y otras mujeres.

Edith Wharton nos ha dejado un gran legado en forma de cuentos, relatos, novelas y colaboraciones en revistas literarias que le aportaron prestigio en un terreno dominado por los hombres.

La novela fue llevada al cine en 1993 por Martin Scorsese con el gran, grandísimo Daniel Day-Lewis, mi amada (al menos yo la amo) Michelle Pfeiffer y Winona Ryder.  

Una gran película, que imagino que habréis visto aunque os aconsejo que volváis a ver puesto que es de las que no solo resisten el paso del tiempo, sino que mejoran con los años. La lentitud y cadencia de su tempo te aportará una tranquilidad quizá olvidada aunque cada vez más necesaria, que te demostrará que el 90% (por lo menos) del resto del cine que vemos es pura basura.

Si algún día vuelvo a nacer me pido ser Martin Scorsese, ¡qué monstruo! Cómo le admiro.

Noticia y reflexión:

La noticia es bien sabida: el amor no se forma en el corazón, como se cree, sino en el cerebro. Lamento comunicaros que el amor es pura química. La Ciencia nos dice que surge cuando el cerebro recibe impulsos hacia otra persona provocados por productos químicos de nuestro organismo.

     En sus estudios sobre el amor la antropóloga Helen Fisher define tres procesos cerebrales distintos que definen tres tipos de relación entre sexos: el impulso sexual, regulado por la testosterona; el amor romántico que dura año y medio y está regulado por la dopamina; y finalmente el asentamiento del cariño, regulado por la oxitocina y la vasopresina, dos hormonas asentadas en la zona cerebral que controla el placer.

   Así que ya sabéis: testosterona,dopamina,oxitocina, feniletilamina, norepinefrina, vasopresina… un coctel químico que nos empuja hacia el sexo contrario o hacia alguien de nuestro propio sexo, según los casos, que allá cada uno con su química.

     Lamento haber chafado a quienes creían en el Love Story. Y para remediarlo os ofrezco un Breverismo añadido que se me acaba de ocurrir:

 AMOR CIENTÍFICO

-¡Adónde vas, ignorante! El amor solamente es una reacción química que comienza en la corteza cerebral cuando el cerebro produce una gran cantidad de Feniletilamina, que a su vez genera la secreción de Dopamina, Norepinefrina y Oxitocina –le espetó el padre de Julieta, desde el balcón al que trepaba Romeo en busca de su hija.

Al escuchar la explicación, el enamorado detuvo su ascensión y exclamó:

-¡Qué asco!... y se dio media vuelta para escapar corriendo calle abajo.

Comentario: Dejémonos de tonterías y sigamos haciéndolo como hasta ahora, que tampoco creo que nos haya ido tan mal.

Acertijo de lógica: Entras en una habitación a oscuras en la que además hace mucho frío. En una mesa hay una vela y en la chimenea la leña preparada para un buen fuego. Pero solo tienes una cerilla. ¿Qué encenderías primero?

Mañana, la solución.

Por cierto, como hoy se me ha ido la tecla y me he pasado de texto escrito mañana solo publicaré Breverismos.