domingo, 24 de febrero de 2013

BREVERISMOS. DOMINGO 24 DE FEBRERO DE 2013


Hoy dedico el Blogdiario a un formidable personaje de cuento de toda la vida: el inmortal Pinocho, que apareció en Italia en 1883 escrito por Marco Collodio y dibujado por Enrico Mazzanti.
     La historia está influenciada por la alquimia, dicen los expertos, por la ilusión científica de crear vida. Así Gepetto sería el alquimista y el muñeco de madera dotado de vida su creación: el homúnculo soñado por todo alquimista, un niño de madera en este caso.
     En España tenemos el caso de Juanelo Turriano, el ingeniero e inventor italo-español que llegó a España como relojero de la corte de Carlos I. Vivió cincuenta años en Toledo, desde 1534 hasta 1585, donde consiguió el sueño de construir un robot de madera, el llamado Hombre de Palo, que recorría la calle caminando tras su inventor, para pasmo de los habitantes de la ciudad. Fue tal su fama que aún hoy en Toledo se recuerda la calle en la que habitó con el nombre de Calle del Hombre de Palo.
     Pero volviendo a Pinocho, bajo estas líneas os ofrezco el cartel publicitario de la primera edición del cuento, en 1883.
     Esta claro que sería muy fácil hacer comentarios acerca de la posibilidad de que les creciera la nariz a los políticos mentirosos. Pero no voy a perder el tiempo con ellos puesto que todos sabemos que sus narices crecen día a día sin necesidad de que yo lo diga, que no hay más que leer la prensa o ver los telediarios.
     Walt Dysney popularizó la figura de Pinocho. Y así ha llegado a nosotros, tanto en su imagen con la nariz normal…

Como con su imagen con la nariz creciendo y creciendo a medida que decía mentiras.

Breverismos

837) PINOCHO 1
Pinocho experimentó tan formidable erección nasal que desde entonces se convirtió en mentiroso impenitente.

845) PINOCHO 2
A Gepetto, que vivía tan tranquilo en su taller de carpintería, no se le ocurrió otro disparate que fabricarse un hijo… y encima de madera: se acabó la tranquilidad, que el cuento lo demuestra.

847)   PINOCHO 3
Pinocho, harto de que Pepito Grillo se erigiera por su cuenta en la molesta  voz de su conciencia, entró en la droguería y compró un buen insecticida.


Recomendación de hoy:
Hoy recomiendo nada menos que tres películas y una canción… ya que las mentiras, por abundantes, dan mucho juego.
     La primera es Pinocho, la película que todos vimos en nuestra infancia. Aunque es una edulcorada versión made in Walt Disney tiene su punto. Y, sobre todo, no es tan cursi como otras muchas del mismo autor. Con todo, es la representación de la mentira más universalmente divulgada.



 La segunda película de hoy es La vida de Nadie. Dirigida por Eduard Cortés se estrenó en 2002 y narra una historia real: la vida del francés Jean-Claude Romand que engañó durante años a su familia y amigos mediante una vida tan paralela como falsa. Sin ser una gran película sí que es un buen ejemplo de mentiroso absoluto.



La tercera película es, con diferencia, la mejor. 
     Se titula: Sexo, mentiras y cintas de vídeo. Estrenada en 1989 fue la primera película del director Steven Soderbergh, rodada cuando tenía 26 años. Relato de miserias humanas y muestrario de mentiras se convertiría en película de culto, antes de que su autor alcanzara la fama con películas más comerciales pero igualmente impecables, como la trilogía de los casinos de Ocean´s 11, 12 y 13. 
     Fue premiado con el Oscar al Mejor Director en el año 2000 por la espléndida Traffic.



Y la canción, como no podía ser menos, es la titulada Mentiras Piadosas, obra del gran, grandísimo Joaquín Sabina.


Canción que, además, aquí os ofrezco con la letra incluida, por si hay alguien -que lo dudo- que aún no la conozca.


Comentario: A sí pues, y después de leído lo leído: a mentir, que son dos días.
     Si todos mienten, por qué no mentir también nosotros. Así pues mintamos ya que estamos en un país de mentirosos. Y si a quienes todos sabemos –no se merecen ni que los nombre- no les avergüenza hacerlo, me imagino que acabaríamos con la misma pátina protectora que ellos. Y a lo mejor hasta nos beneficiaba.
    
     Finalmente, ahí va una frase del dramaturgo francés Jules Renard dedicado a los políticos de su país… y es de suponer que a los de otros muchos países:
     De vez en cuando di una verdad, para que te sigan creyendo cuando mientas.

Mañana más, o no, o ya veremos.  















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